Armstrong, otro dios caído y el llanto ajeno
Quizás otro atleta luciría preocupado; no todos los días un deportista recibe un castigo de por vida, que podría obligarlo a devolver casi todos los títulos que ganó durante su carrera. Sin embargo, el ciclista estadounidense Lance Armstrong intenta parecer muy tranquilo. “Nadie necesita llorar por mí, voy a estar fenomenal”, aseguró.
Armstrong fue uno de los mayores ídolos deportivos de la primera década del siglo XXI. Su historia ciertamente era inspiradora: en 1996 le fue diagnosticado cáncer de testículo, con apenas un 50% de probabilidades de supervivencia. Vinieron las operaciones, la quimoterapia… Fueron tiempos difíciles; pero Armstrong salió airoso de esa larga batalla que se prolongó por más de un año.
Pocos creían que, después de tantos problemas, el estadounidense pudiese vol...