El Arca de Noé del ajedrez
Llámenme Piriápolis y esta es mi historia. El ajedrez finalmente dejaba atrás al Viejo continente. Vientos de guerra soplaban por todas partes, mientras me dirigía, con mi enorme carga de ajedrecistas, hacia la capital argentina, donde se efectuaría la octava versión del “Torneo de las Naciones”, que luego sería reconocido como la Olimpiada del bien llamado “juego ciencia”.
Me aseguraron que sería un largo viaje; pero nunca imaginé que las aguas del océano Atlántico fueran tan tempestuosas. Todavía no había llegado la etapa de los submarinos nazis que acabaron con la existencia de tantos parecidos a mí; aunque el peligro podía sentirse por todas partes, incluso los conflictos iban sobre mi cubierta.
Faltaba un poco para el inicio de la mayor conflagración bélica de la historia y por supu...