Braudilio Vinent, el meteoro del béisbol cubano
Recta por encima de las noventa millas, swing al aire y un nuevo ponche. En el montículo el lanzador apenas reacciona. Su serio rostro, inexpresivo dirían algunos, se mantiene impasible. Así sucede inning tras inning. Los rivales no pueden conectarle; sin embargo, él parece concentrado todo el tiempo. Termina el partido, una victoria más, las felicitaciones de sus compañeros y solo entonces un leve esbozo de sonrisa.
Esto pudo haber sucedido en uno de los tantos juegos que lanzó en su vida—477 en total—, el santiaguero Braudilio Vinent Serrano, considerado por muchos el mejor pitcher de Cuba después de 1959.
La vida de “Bayiyo”, como le decía su familia y amigos en La Maya, un pequeño territorio perdido en la geograf...