La condena a muerte de Lance Armstrong
Lance Armstrong eligió el peor lugar para confesar públicamente sus pecados. Quizás sus asesores pensaron que afrontar las preguntas “emotivas” de la presentadora más famosa de la televisión estadounidense, Oprah Winfrey, frente a una audiencia millonaria, sería una estrategia que contribuiría a mejorar su imagen; pero las repercusiones del diálogo de dos horas demuestran que esa maniobra comunicativa no funcionó.
Durante más de una década Armstrong negó rotundamente cualquier vinculación con el uso de sustancias prohibidas. El hombre que ganó en siete ocasiones el Tour de Francia siempre respondió agriamente ante la más mínima mención de dopaje y, para disuadir a los periodistas, lanzó una batalla legal contra el diario británico Sunday Times, esgrimiendo una supuesta “difamación”. Armst...