Hace calor en La Habana
Abanicos, pedazos de papel, cualquier cosa funcionaba con tal de recibir un “aire extra”. En la cancha del Coliseo de la Ciudad Deportiva, los jugadores de los equipos de voleibol de Argentina y Cuba sudaban ríos, mares y hasta océanos; mientras, en unas gradas no tan llenas como en Ligas Mundiales anteriores, la gente repetía una frase que se ha hecho muy popular en esta tórrida ciudad que continúa extrañando los aguaceros: hace calor en La Habana.
Nunca antes había visto un espectáculo igual. Recuerdo que en una Liga—por el 95 o 96—Brasil protestó con fuerza por la ausencia del aire acondicionado. Ahora imagino que los argentinos hayan protestado con igual intensidad. No es nada fácil jugar durante más de dos horas con una temperatura que debió rondar en la cancha los 40 grados Celsius,...