La última vez que Argentina ganó el título mundial de fútbol Lionel Messi todavía no había nacido. 36 años después de que Diego Armando Maradona levantara la Copa FIFA, hecha con cinco kilogramos de oro sólido, otro número 10 de la selección albiceleste, también su capitán, alzó el trofeo más añorado del fútbol. La espera fue larga, dolorosa, decepcionante en no pocas ocasiones; pero, afortunadamente, ha terminado. El uniforme albiceleste llevará a partir de ahora tres estrellas y Lionel Messi, al fin, consiguió el único premio que faltaba para coronar su extraordinaria carrera.
Argentina llegó a Catar como una de las selecciones favoritas, con una impresionante racha de 36 partidos consecutivos sin perder. El sueño mundialista pareció derrumbarse muy pronto, porque Arabia Saudita asombró al planeta fútbol, al superar a los ahora campeones, por 2-1. De repente, reaparecieron los fantasmas de antaño, esos que colocaban a Argentina como un equipo incapaz de aguantar la presión. Esta vez la historia fue diferente y después de esa derrota el equipo argentino vivió cinco momentos decisivos que terminaron con la imagen largamente añorada: la celebración del título.
1.- EL MURO POLACO
En la última jornada del grupo C, Argentina enfrentó a Polonia. Los sudamericanos, con tres puntos, necesitaban triunfar, para evitar cualquier sobresalto con el resultado del otro partido, entre México y Arabia Saudita.
Casi al final de la primera parte, el portero Wojciech Szczęsny golpeó a Messi y el árbitro decretó un polémico penal. El guardameta detuvo el disparo y, de esta forma, el capitán argentino entró en los libros de récords como el primer futbolista que falló dos penales en Copas del Mundo.
En el inicio de la segunda mitad, Alexis Mac Allister abrió el marcador para Argentina y, 20 minutos después, Julián Álvarez anotó el segundo. Con este resultado, los argentinos avanzaron, con seis puntos, como líderes de grupo.
2.- LA RESILIENCIA ANTE PAÍSES BAJOS
El rival de octavos de final fue totalmente inesperado. Australia sorprendió a todos al concluir en la segunda posición del grupo D, por delante de Túnez y Dinamarca. Los sudamericanos ganaron 2-1, con goles de Messi y Julián Álvarez, pero los últimos minutos fueron muy tensos, ya que los australianos descontaron en el marcador y trataron por todos los medios de empatar. Les faltó poco; sin embargo, la selección albiceleste aguantó.
Esta victoria dio el pase a cuartos de final, donde los esperaba Países Bajos. El partido tuvo de todo un poco y cerró con una de las mayores polémicas del Mundial (dentro del terreno).
Los argentinos tomaron ventaja de 2-0, con goles de Nahuel Molina y Messi, de penal. Sin embargo, los europeos no se dieron por vencidos y empataron de manera espectacular. Wout Weghorst descontó y en la última jugada del partido, en el minuto 101, el propio Weghorst anotó el empate, en una jugada que dejó muy mal parados a los defensores argentinos.
Los sudamericanos culparon al árbitro español Mateu Lahoz de conceder muchos minutos de descuento y la excesiva celebración de Weghorst tampoco cayó bien. Con los ánimos caldeados se jugó el tiempo extra, donde no hubo movimiento en el marcador. Luego, en la tanda de penales, el portero Emiliano “Dibu” Martínez se convirtió en el héroe, al detener los dos primeros disparos de los jugadores de Países Bajos.
Después de que Lautaro Martínez anotara el penal decisivo, varios de los jugadores argentinos hicieron gestos de burla hacia sus rivales. La imagen con las manos en las orejas se viralizó en las redes sociales. Hasta la FIFA abrió un expediente contra la Federación argentina. En su defensa, los argentinos alegaron que fueron sus rivales los que trataron de desconcentrar previamente a los jugadores que lanzaron penales.
Para completar un día intenso, en una entrevista en la zona de prensa, Messi vio que se acercaba Weghorst y pronunció la frase que ya forma parte de la historia y ha sido material para miles de memes: “echá pá allá, bobo”.
3.- EL SUFRIMIENTO Y LA GLORIA FRENTE A FRANCIA
“La mejor final de la historia”, el “partido del siglo”, son solo algunos de los epítetos surgidos de la fértil imaginación de algunos periodistas para valorar al impresionante duelo por el título entre Argentina y Francia. Al igual que sucedió contra Países Bajos, Argentina tuvo ventaja de dos goles. Primero Messi, de penal y, luego, Ángel Di María, en estado de gracia, marcaron y todos empezaron a celebrar, quizás antes de tiempo. Los hasta hoy campeones no bajaron la guardia y, en dos minutos, Kylian Mbappé anotó dos goles que silenciaron a toda Latinoamérica.
En el tiempo extra, Messi volvió a poner delante a su equipo; pero, a tres minutos del final, un disparo de Mbappé chocó con la mano de un defensor argentino. El prodigio francés marcó su hat trick y envió el partido a la tanda de penales.
Aquí nuevamente el “Dibu” Martínez fue el héroe de Argentina, al detener un penal. Gonzalo Montiel tuvo el honor de patear el último penal. El portero francés Hugo Lloris no detuvo el disparo y entonces llegó el grito ahogado durante tanto tiempo: ¡ya está!
“Ya no puedo pedir más”, dijo Messi tras concluir el partido. Y tiene razón el capitán. La discusión sobre quién es el mejor futbolista de todos los tiempos acaba de terminar.
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