Su nombre es prácticamente impronunciable. Esto no es un secreto para nadie en Cuba, así que sus compañeros de equipo, la prensa especializada y los fanáticos llaman a Vicyohandri Odelín Sanamé simplemente “Viyo”. A sus 34 años, este experimentado lanzador, que ha jugado en 17 Series Nacionales, no piensa en el retiro. Campeón olímpico, mundial y panamericano, su gran sueño es alcanzar, algún día, el título de Cuba.
La velocidad de las rectas de Odelín ya no sobrepasa, como sucedía una década atrás, las noventa millas; pero el largo tiempo sobre el montículo lo ha convertido en un lanzador habilidoso que impresiona, especialmente, por su serenidad, el amplio dominio de la zona de strike y un variado repertorio de lanzamientos, en el que destaca un rompimiento hacia fuera y en la zona baja. Esta es su principal arma y los bateadores derechos sufren ante cada uno de estos rompimientos.
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