El más que temperamental director Bernardo Rezende tendrá dificultades para conciliar el sueño. Quizás en sus probables pesadillas aparezcan los “monstruos” de Rusia, con rostros similares a los de Pavlov, Sivozhelez, Spiridonov y Muserskiy, cuatro de los jugadores que lideraron la apabullante victoria de los europeos, 3 sets por 0 [25-23, 25-19, 25-19], sobre la selección brasileña, en la final de la XXIV edición de la Liga Mundial de voleibol.
Después de la victoria rusa, en la discusión del título olímpico, en Londres 2012, tal vez quedó la sensación de “igualdad” entre los dos equipos considerados los más completos en el universo del voleibol; pero, tras la final de Mar del Plata, creo que no quedan dudas sobre la superioridad de Rusia, un equipo que incluso “estrenó” un nuevo entrenador técnico, aunque sí mantuvo la base del sexteto que ganó la cita estival (y ni siquiera tuvo que utilizar a su estelar atacador opuesto, Maxim Mikhaylov).
¿Y Cuba? Ya sabemos, terminó, por primera vez en su historia de 23 participaciones en la Liga, en la última posición, con apenas 1 triunfo y 4 puntos. En la edición de 2014, los cubanos jugarán en la agrupación C, destinada a los equipos de peores desempeños y donde solo el ganador del grupo avanza la ronda final; mientras, aquellas selecciones que concluyan en el fondo de la tabla de posiciones corren el riesgo de perder su permanencia en la competición.
Vea además:
Tabla final de posiciones de la Liga Mundial 2013