Después del desastroso quinto juego, la final de la NBA parecía decidida a favor de los San Antonio Spurs; pero entonces vino el viaje al sur de la Florida. En su terreno, los Miami Heat apelaron a los más diversos recursos (sobre todo triples oportunos y ofensiva de Dwayne Wade y LeBron James) para dejar sin aliento a los veteranos Spurs y levantar su tercera corona— segunda consecutiva— de la mejor liga de baloncesto en el mundo.
El séptimo juego tuvo muchos puntos de contacto con el sexto (sin dudas, los dos mejores del playoff final), solo que esta vez los Heat llegaron a los segundos finales con ventaja en el marcador y supieron mantenerla. Los Spurs tuvieron el título en el bolsillo, 48 horas antes, y permitieron 5 puntos, en 28 segundos. Ahora los campeones se aseguraron de no cometer los mismos errores de sus rivales.
LeBron James volvió a ser el líder y ratificó que es, en la actualidad, el basquetbolista más completo del planeta. Marcó 37 puntos, capturó 12 rebotes, repartió 4 asistencias y tuvo 2 robos de balón muy importantes. D-Wade—quien obtuvo su tercer anillo—también brilló, con 23 puntos y 10 rebotes. Lo peor de la noche fue el pobrísimo desempeño de Chris Bosh quien ni siquiera pudo encestar un punto. Ante la ruptura del Big Three, los Heat tuvieron en Shane Battier a un inesperado héroe, porque marcó 6 triples, en 8 intentos, para 18 puntos.
Del otro lado, la decepción de los Spurs fue gigantesca. Los monarcas del Oeste siempre estuvieron delante en la serie (ganaron el 1er, 3er y 5to juego); pero, en el séptimo desafío, Tony Parker solo encestó 3 de sus 12 disparos, Danny Green estuvo peor (de 12-1); mientras, Manu Ginolibi tampoco estuvo acertado en momentos claves. Creo que este es el final de la unión entre Duncan-Parker-Ginobili.
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Box score del 7mo partido: Miami 95-88 San Antonio