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El Barça abandonó la Liga de las estrellas

Pep Guardiola hizo lo que tantas veces había criticado: subestimar a un rival. En todos los deportes este tipo de decisiones por lo general tiene un alto costo y el Barcelona lo acaba de comprobar, porque su derrota por 3 goles a 2, ante el Osasuna le permitirá al archirrival, Real Madrid, ganar sin tantas complicaciones su 32do título en la Liga española de fútbol.

¿Demasiado pronto para asegurar el título de los merengues? No me parece, porque la diferencia de 10 puntos, cuando solo faltan 15 partidos, es muy difícil de superar. Por tanto, José Mourinho creo que encontró una razón convincente para ingresar 10 millones de euros en su cuenta bancaria, al mantenerse otro año en el banquillo del “Santiago Bernabéu”.

El Barcelona de la temporada 2011-2012 no ha sido igual al de años anteriores. Es cierto que ha habido muchas lesiones, pero esas bajas—solo la de David Villa ha sido de largo plazo—no lucen argumentos suficientes para justificar los seis empates en la Liga y los dos reveses.

En la visita al Reino de Navarra, Pep Guardiola sabía lo que estaba en juego. Su mente quizás estuviera en la Liga de campeones de la UEFA, donde el Barça enfrentará al Bayern Leverkussen, en los cuartos de final; sin embargo, no entiendo cómo pudo dejar en el banco a Xavi, Iniesta y Cesc Fábregas. Los canteranos son prometedores, pero todavía son “canteranos. La subestimación del Osasuna la pagaron los blaugranas con tres goles.

Durante los cuatro años de la “era Guardiola”, solo el Shaktar, Inter de Milán, Villarreal, Betis y Atlético de Madrid— que le marcó 4—habían perforado en tres ocasiones la portería defendida por Valdés o el más que inestable Pinto. Ahora a esa lista se suma un inesperado contrario, Osasuna, que luchaba por alejarse de los puestos de descenso y lo consiguió.

Con la Liga española ya perdida, el Barça probablemente se centrará por completo en la Liga de campeones, porque el otro torneo en el que interviene, la final de la Copa del Rey, se disputará a finales de mayo. Si las cosas siguen así, tal vez Guardiola volverá a dudar sobre estampar su firma en la renovación del contrato. Ojalá que una mejoría en los resultados del equipo lo lleven a la esperada renovación; pero, sin dudas, no son días de fiesta en el Camp Nou.

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