No exagero: el universo deportivo quedará paralizado por 90 minutos. Durante ese tiempo fanáticos y especialistas estarán muy atentos a lo que ocurra sobre el césped del estadio “Santiago Bernabeu”. En esa hora y media el Barcelona y el Real Madrid serán los protagonistas del partido de fútbol más seguido en el mundo. Sus fanáticos querrán que Messi o CR7 marquen goles, otros intentarán, como atentos sportsbook, apostar en línea aquí, con la esperanza de acertar en el resultado; pero ante tanto antagonismo, al menos una idea sí comparten todos: el deseo de observar un desafío limpio, vistoso, protagonizado por los dos clubes más mediáticos del deporte más practicado en la Tierra.
La rivalidad es enorme y realmente siempre ha sido así, pero la antipatía entre los dos clubes ha crecido en el último año. Recordemos que en 2010-2011 se enfrentaron en siete ocasiones, todo un récord y los catalanes obtuvieron un mejor balance (3 triunfos, 3 empates y una derrota). ¿Cambiará esa tendencia en este primer duelo de la temporada?
Los dos equipos llegan muy motivados al Clásico, después de sus cómodas victorias en la última jornada de la UEFA Champions League, en la que incluso José Mourinho y Pep Guardiola dieron descanso a los jugadores titulares, con la mirada puesta en el partido del Bernabeu; pero en la tabla de posiciones de la Liga los “merengues”, por primera vez en mucho tiempo, disfrutan de una cómoda ventaja de 6 puntos sobre los culés. Un triunfo en casa valdrá una Liga, porque para nadie es un secreto que, con el gran desbalance que existe entre los clubes en España, es muy difícil que el Barça pueda remontar nueve unidades de diferencia.
Por tanto, aunque habrá presión en ambas partes, en realidad creo que el Barça la sentirá más. Si el Madrid pierde, todavía le quedaría el liderato y si empatara, pues mantendría la distancia, con una jornada menos. Así que a los visitantes solo les vale un triunfo; sin embargo, no es fácil derrotar al Madrid en casa, pero los catalanes ya saben cómo lograrlo. Solo basta revisar la historia.
En los pasados enfrentamientos, además de goles, hubo un indeseado protagonista: la violencia. Los azulgrana recibieron y, en ocasiones, fingieron golpes; la pierna de Pepe siempre estuvo dispuesta a detener a Messi “a toda costa”; mientras, desde el banquillo, un frustrado Mourinho dejó escapar su ira al introducirle un dedo en el ojo al segundo entrenador del Barça, una de las peores imágenes que he visto por parte de aquellos que, supuestamente, deben mantener la cordura en un campo de juego.
¿Qué pasará en el Clásico? Ojalá que sucedan muchas cosas y que al final de la jornada las crónicas de los periodistas y los criterios de los fanáticos se centren en una sola cosa: la calidad del partido.
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