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La figura más mediática del Mundial

El pulpo Paul y sus "predicciones"
El pulpo Paul y sus "predicciones"

No fue Diego Forlán, elegido como el mejor jugador de la Copa; tampoco el alemán Bastian Schweinsteiger, el que más kilómetros recorrió sobre las canchas, con 79, ni siquiera Andrés Iniesta quien marcó el gol que propició la primera estrella en el vistoso uniforme español. La “figura” más mediática del Mundial de Sudáfrica estuvo a miles de kilómetros de Johannesburgo y nunca en su vida de dos años ha visto un balón de fútbol; pero no pocos fanáticos confiaron ciegamente en las “predicciones” del pulpo Paul.

Como todos los pulpos, Paul tiene tres corazones, sangre azul, y un excelente «sentido del tacto» en sus ocho patas. Nadie se atrevería a mencionar a un animal más famoso en la actualidad que este cefalópodo que habita en el acuario Sea Life, en Oberhausen, al oeste de Alemania. Las razones para que su nombre apareciera en las noticias de importantes medios del mundo es una sencilla: Paul “eligió” correctamente a los ganadores en ocho partidos de la Copa, entre ellos la gran final.

Antes de cada juego de la selección alemana, los cuidadores del acuario colocaban en la pecera donde vivía Paul dos urnas, con la bandera de las naciones que disputarían el encuentro. Dentro de cada una había una almeja. El pulpo tenía que decidir y en las ocho ocasiones eligió la almeja del equipo que terminó con la victoria. No se podrá decir que Paul era un pulpo fanático del país que lo acogió, pues “predijo” la derrota germana frente a Serbia y también contra España, en la semifinal.
Paul no es el primer animal “adivinador”. Entre sus más citados predecesores estuvieron el camello Princess que seleccionaba a los equipos con más posibilidades de triunfar en el fútbol americano y también se recuerda a un chimpancé que “avizoró” la llegada de Hillary Clinton al senado de Estados Unidos; pero ninguno alcanzó los niveles de popularidad que Paul.

La página en Facebook de Paul sobrepasó los 65 mil seguidores y su figura provocó tanto interés que el acuario reforzó la seguridad alrededor de la pecera (¿realmente o fue otro truco publicitario?); además, su estado preocupó al primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero quien aseguró, aunque en tono jocoso, que enviaría a un equipo de protección especial.

Parece un chiste, pero en el gobierno español se tomaron muy en serio el asunto del cefalópodo que acertó en los triunfos de España sobre Alemania y Holanda. La ministra de Pesca y Medio Ambiente, Elena Espinosa, sugirió que propondría una moratoria en la pesca de los pulpos. Desde los restaurantes llegaron más iniciativas y varios chefs de cocina acordaron dejar fuera de los menús, al menos por un tiempo, a los platos basados en el pulpo.

No obstante, la popularidad de Paul también provocó disputas en la red Twitter y los fanáticos de aquellos países derrotados no dudaron en publicar mensajes con recetas de cocina a base de…pulpo. Las casas de apuestas tampoco vieron con buenos ojos el porcentaje perfecto de Paul. Nick Weinberg, vocero de la empresa Ladbrokes, en Gran Bretaña, aclaró que existían evidencias que indicaban que algunas personas habían apostado cantidades pequeñas de dinero, entre 7  y 15 dólares, sobre la base de las predicciones del pulpo.

Sin dudas el caso de Paul fue muy curioso. Para los directivos del acuario alemán resultó una verdadera mina de oro, pues aumentó enormemente la publicidad de ese lugar; aunque otros han intentado encontrarle una supuesta explicación y el biólogo peruano Alfredo Salazar consideró que Paul “no hace predicciones, sino que es atraído por los colores brillantes de las banderas que situaban los criadores del acuario”.

Quizás no sea necesario poseer grandes conocimientos de biología para comprender que, efectivamente, Paul no predice nada. Tampoco es imprescindible tener la licenciatura en Comunicación social para entender que estamos en presencia de un gran fenómeno publicitario, alentado- y esto sí es muy curioso- por varios medios de comunicación, incluso los que se consideran más “serios”.

Las supersticiones en el deporte no son nada nuevo. El ex-seleccionador francés Raymond Domenech confiaba más en el zodiaco que en la capacidad de sus futbolistas; mientras a Diego Armando Maradona las cámaras de la televisión lo captaron en repetidas ocasiones con un amuleto que besaba constantemente; pero ya sabemos que eso no alcanzó para que Argentina venciera a Alemania. Como curiosidad, Paul el pulpo pudiera pasar; pero con tantas cosas de qué hablar sobre el más universal de los deportes, con tantos problemas que analizar en los juegos (pésimos arbitrajes, balón impredecible, jugadores agotados después de extensas campañas, pobre nivel de muchas estrellas), resulta increíble que un cefalópodo ocupe titulares.

Publicado en Cubasí

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