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Niños prodigios en el deporte

Hou Yifan, una niña sorprendente
Hou Yifan, una niña sorprendente

Marquise Walker juega con la pelota de baloncesto como si esta hubiera estado con él toda la vida, pero Marquise solo tiene ocho años; aunque sus acciones dentro de una cancha de juego cuentan con una gran audiencia mundial porque el padre se ha encargado de colocar varios vídeos de su hijo en el popular sitio de Internet YouTube.

El espectacular control del balón y los continuos encestes de tiros libres de Marquise han llamado la atención de los cazatalentos del básquet profesional, y el “YouTube baby” es considerado un verdadero prodigio y, por supuesto, una inexplorada mina de oro.

El padre controla todos los pasos del “fenómeno” norteamericano. Futuras presentaciones en comerciales, más vídeos y un rápido avance a la National Basketball Association, la conocida NBA. Esas lucen como las próximas escaladas de una ambición desmedida. Marquise pareció hablar por su padre cuando declaró a la cadena de televisión ESPN: “quiero ir a la NBA para hacer dinero. Me muevo por el dinero, así soy yo”.


Al sur del continente americano, una golfista argentina también cautiva a los medios de comunicación. Victoria Tanco tiene 14 años y ya sobresale en una modalidad donde la experiencia resulta fundamental. A principios de agosto quedó ubicada en la tercera plaza del escalafón de la American Junior Golf Association.

Desde los nueve años el padre de Victoria la incluyó en el circuito de torneos infantiles y ella demostró poseer una gran habilidad con el palo de golf. Ha ganado diversos eventos y pocos dudan que la joven prodigio avance hasta incluirse en uno de los primeros escaños entre las mujeres profesionales.

Quizás el caso más notorio de las niñas prodigios sea el de la china Hou Yifan. Con seis años se unió a la escuela de talentos, ubicada en Beijing. Allí vive, junto a su madre. El ajedrez es lo más importante y demanda una total dedicación de Yifan. Más de ocho horas al día de entrenamiento sistemático y un talento innato le permitieron a Yifan ascender en las posiciones del ranking con una rapidez nunca antes vista.

Este año se convirtió en la Gran Maestra más joven de todos los tiempos; actualmente ocupa el primer lugar de las ajedrecistas menores de 20 años y, a pesar de su corta edad, aparece en el cuarto puesto femenino, solo superada por la húngara Judit Polgar, la india Humpy Koneru y su coterránea Xie Jun.

Hou fue noticia durante el pasado—y polémico—Campeonato Mundial, celebrado en Nalchik, Rusia. Yifan, de 14 años, venció a la gran favorita, Koneru, y avanzó a la final contra la local Alexandra Kosteniuk. Los nervios le fallaron en el momento de la verdad y cedió por 1,5 a 2,5 ante el mejor juego de Kosteniuk; pero, sin dudas, Hou fue la mayor sensación del Mundial.

El precio por llegar a la cúspide ha sido alto. Desde su arribo a la escuela de talentos, Hou abandonó la escuela normal y ahora recibe clases de profesores particulares. Sus únicos amigos son los entrenadores y jugadores, todos con edades muy superiores a la de ella. Hou disfruta de solo dos semanas de vacaciones al año.

Su caso recuerda al “experimento” de las tres hermanas Polgar, en la década de los ochenta. Un padre obsesionado con el triunfo de sus hijas las obligó a practicar el ajedrez. Judith y Zsuzsa tuvieron éxito; sin embargo, el costo psicológico fue alto.

De acuerdo con varios especialistas, el ajedrez, junto a la música y las matemáticas, son las actividades que producen más niños prodigios. La cifra en el llamado “juego ciencia” se ha incrementado en los últimos tiempos, en gran medida por la creciente utilización de las computadoras.

El llamado “Mozart” del ajedrez, el noruego Magnus Carlsen, es el caso más publicitado. Ya no es un niño porque cumplió los 17 y muchos estiman que falta poco tiempo para que Carlsen se convierta en el número uno del ranking mundial. El Ogro de Bakú, el conocidísimo Garry Kasparov, un genio en el ajedrez, aunque pésimo en la política, su nueva “carrera”, no dudó en calificar a Carlsen como el futuro campeón.

Estos son apenas algunos ejemplos de niños que asombran al mundo del deporte en diversas modalidades; pero más allá de alabar sus incuestionables dotes, su perseverancia—y la de sus padres— también sería necesario analizar los daños a las personalidades de los prodigios.

Algunas personas han mostrado su preocupación por posibles problemas en el desarrollo físico y psicológico de aquellos niños que se inician desde edades muy tempranas en el deporte profesional. La presión a la que son sometidos—Yifan y Carlsen ya han pasado por momentos de extrema tensión— pudiera dañar al niño. El afán por comercializar su imagen—Marquise Walker y sus declaraciones de “enséñame el dinero” son elocuentes—también podrían alterar el sistema de valores de una personalidad que apenas está en formación.

Mientras entrenadores, médicos, psicólogos y padres intentan dilucidar cómo manejar, de una manera más adecuada, el desarrollo de los talentos, a los amantes al deporte nos queda continuar admirando las proezas de los más jóvenes; aunque no deberíamos encandilarnos por las luces de los prodigios; tal vez detrás de ese esplendor se esconda una historia llena de sombras.

Publicado en la revista Alma Mater

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