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Historia del béisbol en Juegos Olímpicos: el último out en Beijing 2008

Después de los Juegos Olímpicos de Atenas no era un secreto que los ojos de los directivos del Comité Olímpico Internacional estaban sobre el béisbol. El principal argumento en su contra era que los jugadores de Grandes Ligas no intervenían en los Juegos y el Comité exigía que cada modalidad presentara siempre a los atletas de la elite.

Ante el desinterés total de las Mayores, aquellos miembros del Comité Olímpico, especialmente los europeos, que deseaban sustituir a la pelota por otro deporte pues tuvieron el camino libre. En 2007, tras una votación, finalmente se hizo oficial la salida del béisbol. Su retorno, en Tokio 2020/2021, será solo para esta cita.

En los Juegos de Beijing 2008 por América estuvieron Cuba, Estados Unidos y Canadá. Los representantes asiáticos fueron Japón, Corea, Taipéi de China y los locales; mientras únicamente hubo un equipo europeo, Holanda.

El santiaguero Antonio Pacheco, quien había obtenido tres títulos nacionales con Santiago de Cuba, recibió la responsabilidad de dirigir al equipo. La alineación cubana estaba compuesta por Ariel Pestano, como receptor regular. En primera base comenzó Alexander Malleta, aunque luego Pacheco sustituyó a Malleta por Héctor Olivera.

Yuliesky Gourriel defendió la segunda, Eduardo Paret estuvo en el campo corto y Michel Enríquez completó el cuadro, como tercera base. El jardín izquierdo fue defendido por Frederich Cepeda, Giorvis Duvergel abrió en el central y Alexei Bell siempre jugó en el derecho; mientras Alfredo Despaigne actuó como bateador designado.

El 13 de agosto de 2008 se produjo el debut cubano, ante el poderoso equipo de Japón. Los asiáticos colocaron en el montículo a su mejor lanzador, el derecho Yu Darvish, un hombre que ya lleva varias temporadas en Grandes Ligas. Los cubanos aprovecharon el descontrol de Darvish, quien concedió cuatro bases por bolas, en menos de cinco capítulos y lograron marcarle cuatro carreras.

El abridor cubano fue Norge Luis Vera y en seis capítulos estuvo bien. Cuando el santiaguero dio muestras de cansancio, entonces Pacheco trajo al relevista Pedro Luis Lazo. El pinareño dominó a los japoneses y aseguró el triunfo final de 4 carreras por 2.

Después del éxito inicial sobre los japoneses, los cubanos enfrentaron a los canadienses y aquel fue otro complicado desafío. En el sexto el marcador favorecía a los norteños 5 por 3; pero los cuadrangulares de Alexander Malleta y Alfredo Despaigne posibilitaron la segunda victoria, 7 por 6.

En la tercera fecha, los cubanos tuvieron que esforzarse al máximo para vencer a Estados Unidos. El partido se fue a extrainnings y por primera vez en la historia olímpica se puso en práctica la llamada “regla Schiller”. Cuba aprovechó mejor a los dos corredores en circulación y marcó dos anotaciones. Los norteños amenazaron con igualar; pero Pedro Luis Lazo, con un largo relevo de seis capítulos, impidió la rebelión y el equipo siguió invicto.

En su cuarta salida al terreno, los cubanos poco pudieron hacer ante los lanzadores de Taipéi de China que llenaron de ceros la pizarra, hasta que en el séptimo inning, el jonrón de Frederich Cepeda rompió el empate y propició la única anotación del encuentro. Los zurdos Eriel Sánchez y Norberto González apenas permitieron cuatro inatrapables a los asiáticos.

Después de varios juegos sin producir, la ofensiva cubana despertó contra los holandeses. El encuentro concluyó con un KO, de 14 carreras por 3. Todo parecía indicar que el equipo nacional podría avanzar invicto a la semifinal; sin embargo, en la sexta fecha, los coreanos aprovecharon el mal trabajo de Vicyohandry Odelín y le marcaron cinco anotaciones que fueron decisivas en el triunfo de 7 por 4. Por último, ya con el boleto asegurado, el equipo apaleó a los chinos, con un cómodo KO de 17 carreras a 1.

Con balance de 6 triunfos y una derrota, los cubanos finalizaron en la segunda posición, por detrás de Corea del Sur, el único invicto del torneo. Estados Unidos ocupó la tercera plaza, por lo que fue el rival de la selección nacional en la semifinal.

El batazo para doble-play de Yuli Gurriel desató la euforia surcoreana

El duelo entre cubanos y estadounidenses se mantuvo cerrado por seis capítulos. Los norteamericanos abrieron con su lanzador más completo, Stephen Strasburg, quien en la actualidad es una estrella de las Grandes Ligas y fue el Jugador Más Valiosos de la Serie Mundial de 2019, con los Nacionales de Washington; mientras el director Antonio Pacheco confió en Norge Luis Vera.

Las cosas comenzaron a funcionar para los cubanos desde los primeros innings y en el cuarto Strasburg salió del montículo, después de permitir tres carreras y seis indiscutibles. Los estadounidenses cerraron el desafío, 3 por 2; sin embargo, la ofensiva antillana, con jonrones de Frederich Cepeda, Alexei Bell y Ariel Pestano, respondió en el momento preciso. De esta manera, Cuba llegó a su quinta final olímpica.

El rival en la discusión del título había sido el mejor equipo a lo largo de todo el certamen; aunque los cubanos confiaban en derrotar a Corea del Sur y mantener su corona. El abridor de ese histórico desafío fue el zurdo Norberto González. Un error sobre un inofensivo fly resultó costosísimo, porque a continuación el cuarto bate Seungyoup Lee desapareció la pelota y los asiáticos comenzaron delante 2 por 0. En el final del primer inning, Michel Enríquez disparó un cuadrangular que acortó la diferencia.

Luego, en la séptima entrada, los surcoreanos agregaron otra carrera; pero Alexei Bell conectó un jonrón que despertó las esperanzas de una rebelión; sin embargo, el abridor Hyunjin Ryu acalló a los bates cubanos, hasta el noveno. Cuando Héctor Olivera abrió ese capítulo con un imparable, de seguro muchos creímos que sería posible al menos empatar. Entonces vino el toque de sacrificio, con Michel Enríquez, que adelantó a Olivera. En ese momento Ryu perdió el control y concedió dos bases por bolas consecutivas, a Cepeda y Bell.

Cuba tenía las bases llenas, con solo un out. Le correspondía el turno a Yuliesky Gurriel quien había estado mal en Beijing. El director surcoreano decidió traer a un relevista que lanzaba casi submarino. El desenlace final lo conocemos: ante un lanzamiento bajito, Gurriel bateó para doble play, y Corea del Sur se proclamó campeón olímpico.

En sus cinco presentaciones olímpicas, el equipo cubano de béisbol ganó tres títulos y en dos ocasiones concluyó en la segunda posición. En total hubo 40 victorias y solo cinco reveses.

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