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Deportistas en aprietos por exceso de velocidad

El exceso de velocidad es un delito que han cometido no pocos atletas. Cuando la policía los agarra, la situación se complica y, en otras ocasiones, el circular por carreteras de manera imprudente, a veces con más alcohol de los límites permitidos o de manera muy veloz termina en un accidente, con riesgo para la vida. Tiger Woods sabe muy bien esto.

El hecho de enfrentar prisión o pagar multas económicas, combinado con el daño a la imagen del deportista, puede convertirse en un grave problema. Los castigos varían de país en país. Por ejemplo, en Finlandia aplican una ley muy peculiar: el monto de la multa por exceso de velocidad está muy relacionado con el dinero que gasta al día un finés. A partir de este cálculo, el ex director de Nokia, Anssi Vanjoki, tuvo que pagar 100.000 euros por conducir, en su motocicleta, a 45 kilómetros por hora, en una zona donde solo se permitía ir a 30.

Mientras, en España, los infractores pueden desde perder el permiso de circulación hasta cumplir entre tres y seis meses en prisión . Contar con especialistas en delitos de tráfico, como JR Abogados, será clave para lograr la absolución o, en caso de condena, que esta sea la mínima.

La lista de deportistas que han afrontado problemas con la justicia por conducir a exceso de velocidad es extensa. Uno de los casos más recientes fue el del noruego Petter Northug, bicampeón olímpico de esquí de fondo y 13 veces campeón mundial. La policía lo detuvo por ir en su automóvil a más velocidad de la establecida (¡221 kilómetros por hora!). Además, el atleta admitió que había tomado alcohol y cocaína en noches previas. La jueza le retiró el carnet de conducción y lo envió a cumplir siete meses en prisión.

Los futbolistas también son “amantes de la velocidad” y varios han sido cazados, por radares o por la policía.  Karim Benzema tuvo problemas cuando lo agarraron a 216 kilómetros por hora en la M-40 de Madrid. En el club de los imprudentes aparecen otros exfutbolistas que tampoco pasaron por buenos ratos en España. Por ejemplo, al alemán Michael Ballack lo detuvieron en una Autovía de Extremadura, a 211 kilómetros por hora. Tuvo que pagar una multa de casi 7.000 euros y perdió el carnet por un año y medio.

Una de las mejores historias para tratar, infructuosamente, de convencer a la policía de su inocencia la inventó Milan Baros, quien jugó en su carrera para varios clubes, entre ellos Liverpool y Galatasaray. Las autoridades lo agarraron en una carretera entre Ginebra y Lyon a 271 km/h. La “excusa” de Baros fue que le dio a su Ferrari la máxima velocidad para que su acompañante escuchara bien “cómo sonaba el motor”.

Rio Ferdinand fue un excelente defensor, pero lo de conducir no era lo suyo. En las calles de Manchester lo cazaron varias veces a exceso de velocidad, en su Jaguar, y terminaron por quitarle el carnet de conducir durante medio año.

Otro que inventó una historia inverosímil fue el brasileño André Santos. Durante su etapa en el Arsenal inglés lo multaron y le quitaron el carnet por todo un año, al agarrarlo a 220 km/h, en una zona de las afueras de Londres donde el máximo permitido era de 110 km/h. La policía lo persiguió, con las sirenas encendidas; pero el exjugador, retirado desde 2019, alegó que no había escuchado (y, al parecer, ni visto) las sirenas porque llevaba “la música muy alta”.

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