Dos años atrás, la llegada del portugués Cristiano Ronaldo a la Juventus de Turín fue una de las noticias más impactantes para la Serie A italiana en el siglo XXI. Después de brillar con el Real Madrid, donde conquistó cuatro Liga de Campeones, CR7 arribaba a un nuevo club que lo ilusionaba desde lo deportivo, pero, especialmente, en lo económico.
“Nada temo” llegó a decir Cristiano Ronaldo cuando la Hacienda española lo llevó a juicio, por no pagar impuestos por los derechos de imagen. El equipo de asesores del portugués había montado una estructura de sociedades offshore, registradas, entre otras jurisdicciones, en Islas Vírgenes Británicas, que manejaban los millonarios ingresos por imagen y patrocinio de la estrella portuguesa. Para la agencia tributaria del Reino Unido, los mínimos impuestos que pagaba CR7 por estos ingresos cuando jugaba con el Manchester United eran perfectamente legales; pero en España la historia fue diferente.
Para la Hacienda española el hecho de que CR7 (y Messi y otros futbolistas como Ángel Di María, Alexis Sánchez, Luka Modric, Radamel Falcao, Marcelo, Javier Mascherano, Fabio Coentrao, José Neymar y Xabi Alonso) hayan cedido sus derechos de imagen a una sociedad offshore para cotizar en el país mediante el impuesto de sociedades, en lugar del IRPF, era un acto condenable y generó millonarias sanciones por parte de la Agencia Tributaria. Además, en España se establece que los residentes deben tributar por el total de sus ingresos y no por la proporción obtenida en el país. Por tanto, la factura no es pequeña.
IMPUESTOS EN ITALIA, UN ATRACTIVO PARA LAS GRANDES ESTRELLAS
CR7 nada temía, pero terminó pagando una millonaria multa, para evadir la cárcel y decidió dejar atrás a Madrid y fijar su domicilio fiscal en Italia. Durante gran parte de los ochenta y los noventa del siglo pasado, los clubes italianos estuvieron en la cima del fútbol europeo; pero ese dominio desapareció por completo. Entonces, el gobierno aprobó el llamado “Decreto de Crecimiento”, un conjunto de medidas que garantizaban, entre otras cosas, una importante rebaja fiscal para los clubes que firmaran a jugadores extranjeros.
La idea era clara: si los equipos podían reforzar sus plantillas, al pagar menos impuestos por las contrataciones, pues podrían ser más competitivos, tanto en la Serie A como en los torneos europeos (Liga de Campeones y Liga Europa).
España aplicó algo similar en 2005, con su “Ley Beckham” que buscó atraer al país a científicos, intelectuales y también futbolistas, los cuales pagaban un impuesto sobre la renta física de un máximo del 24%. En 2014 los futbolistas quedaron fuera de esta ley y los mejores pagados tienen que abonar un 47% de sus ingresos.
En Italia la nueva política fue lógicamente aplaudida por los clubes, porque les daba margen para ofrecer mejores contratos que otros clubes europeos, atados por los altos impuestos imperantes en esas naciones. Por ejemplo, si antes un club italiano le pagaba a un jugador 10 millones de euros netos, debía abonar al fisco aproximadamente 19 millones. Ahora, con este Decreto la cantidad se reduce a 14-15 millones.
Además, desde 2017 las rentas generadas fuera de Italia se gravan con una tarifa plana de solo 100 000 euros. Esta es la gran ventaja para CR7 quien ingresa anualmente, por derechos de imagen y patrocinio, entre 60 y 80 millones de euros. Entonces, por esa millonaria cifra solo abona 100 mil. Negocio redondo.
Otro elemento que debemos tener en cuenta es que, a día de hoy, cada vez más clubes de la Serie A, entre ellos Milán, Inter, Juve y Roma son atribuibles a propiedades basadas en paraísos fiscales o en países con impuestos reducidos. El Milán está vinculado con entidades en Luxemburgo, Delaware e Islas Caimán; mientras, el control del Inter pasa de Hong Kong a Islas Caimán. Una situación similar ocurre en la Liga Premier inglesa.
El Decreto italiano ha sido fuertemente criticado en otras partes de Europa. En España, el presidente de LaLiga, Javier Tebas, pidió al gobierno adoptar medidas fiscales que ofrezcan ventajas a los futbolistas. “No podemos seguir así si queremos mantener la marca España”, se quejó.
En este contexto y tras las gravísimas consecuencias económicas que ha dejado la pandemia de la Covid-19, ¿habrá modificaciones fiscales para beneficiar a las ligas de fútbol? ¿Incidirá, en un futuro inmediato, la política tributaria italiana en la mejoría de los resultados de los clubes de la Serie A? Dos preguntas y dos “no” como respuesta.