Costó más de lo esperado, pero Francia cumplió los pronósticos y superó, 3 triunfos por 2, a Bélgica en la final de la Copa Davis y, de esta forma, los galos acabaron con la racha de 16 años sin obtener la llamada “Ensaladera de Plata”. El héroe del día fue el joven talento Lucas Pouille, de solo 23 años y ya ubicado en el puesto 18 del ranking mundial de la ATP, quien barrió a Steve Darcis (lugar 76 del escalafón universal) en tres sets, por 6-3, 6-1 y 6-0.
La discusión del título de la Copa Davis comenzó bien para Bélgica, porque en el duelo inicial, su estrella, David Goffin, quien llegaba inspirado tras llegar a la final del Master de Londres donde superó a Rafael Nadal y Roger Federer, venció a Pouille; sin embargo, la alegría belga no duró mucho tiempo porque, en el segundo turno, el veterano Jo-Wilfried Tsonga, de 32 años y ubicado en el escaño 15 del ranking mundial, igualó el marcador, al barrer a Darcis.
El partido de dobles inclinó la balanza a favor de los franceses, ya que el dúo compuesto por Richard Gasquet y Pierre Hugues-Herbert (un especialista en esta modalidad) fue mucho mejor que Joris de Loore y Ruben Belmelmans. Por tanto, los belgas llegaron al día final con desventaja; mientras, los locales confiaban en que Tsonga obtuviera el tercer y definitorio éxito. En el partido entre los líderes de cada equipo, Goffin volvió a mostrar su mejor tenis y barrió a su rival, por 7-6 (5), 6-3 y 6-2. Esto igualó la serie a 2 y dejó al escena lista para el quinto y decisivo partido. El “milagro” belga no pudo concretarse y Pouille se redimió de su derrota ante Goffin con un juego impecable.
Esta fue la décima Copa Davis para Francia y la primera desde 2001. En los últimos 16 años, los galos habían perdido tres finales: en 2002 cedieron ante Rusia, que tenía a Marat Safin como su principal jugador; luego, en 2010, cedieron ante Serbia, que estaba liderada por Novak Djokovic y, en 2014, en la misma sede de ahora, Lille, cayeron ante Suiza, que tuvo en sus filas a Federer y Stan Wawrinka. Para Bélgica, esta fue su tercera final perdida, pues antes había caído en la “Challenge Round” de 1904, ante las Islas Británicas y, en 2015, cedió frente a Gran Bretaña.
La historia de la Copa Davis comenzó como un simple duelo entre jóvenes universitarios. Dwight Filley Davis, junto a tres amigos de Harvard, decidió en 1899 retar a los británicos a una serie de partidos de tenis. Un año después, la iniciativa de Davis se convirtió en realidad sobre las canchas del Longwood Club de Brookline, en el estado de Massachusetts.
En 1945 falleció Dwight Davis y en su honor el evento fue nombrado a partir de ese momento como Copa Davis. Decenas de naciones de los cinco continentes se integraron al evento y los organizadores tuvieron que diseñar un nuevo sistema de competencia, aunque se mantuvo la estructura de juego de Davis, es decir, los cuatro partidos de individuales y el de dobles.
La Copa Davis atraviesa por uno de los peores momentos de su historia. El desencuentro entre la ATP y la Federación Internacional de tenis es evidente y la gran mayoría de los principales jugadores del mundo le han dado la espalda a la “Ensaladera de Plata”. En los últimos tiempos han surgido diferentes proyectos que, al parecer, resultan más atractivos para los tenistas y fanáticos (sobre todo desde el punto de vista económico) y que podrían acabar con un torneo que se disputa desde 1900. Entre las nuevas propuestas aparece la Laver Cup, que ha recibido el apoyo de Nadal y Federer y también se habla de un posible Mundial en Australia, que se celebrarían antes del Abierto en ese país, primer Grand Slam de cada temporada.
¿Sobrevivirá la Copa Davis ante tantas amenazas? El torneo con más de 100 años de historia necesita reinventarse y buscar nuevas opciones que le devuelvan el atractivo que una vez tuvo, porque el peligro de desaparecer es muy real.
Publicado en Newsgur