Durante dos semanas, Río de Janeiro fue centro de la atención global. Atrás quedó la incertidumbre por el virus del zika, la preocupación por la inestabilidad política de Brasil, el temor por brotes de violencia. Río realmente fue una fiesta, donde hubo más brillo que manchas. En esta cita estival, la segunda organizada por un país latinoamericano, se vivieron momentos muy emotivos que ya forman parte de la centenaria historia olímpica moderna.
¿Qué atletas y equipos lograron las actuaciones más sobresalientes? Una selección de diez siempre es complicada; aunque, entre tanta diversidad, al menos dos deportistas tienen un lugar seguro en cualquier listado: Michael Phelps y Usain Bolt, dos formidables hombres que tuvieron, en Río, no solo su despedida olímpica, sino también, muy probablemente, su retiro del deporte activo. Pero Río también fue el lugar donde se consolidaron otras leyendas y surgieron nuevas estrellas que, de seguro, darán mucho de qué hablar en la próxima cita, en Tokio, en 2020.
La última piscina de Michael Phelps
El atleta con más medallas y títulos olímpicos tuvo la mejor despedida posible: a sus 31 años, Michael Phelps demostró en la piscina de Río que sigue siendo el nadador más completo del mundo. Con su pequeño hijo desde las gradas y peculiares círculos en varias partes de su cuerpo—como parte de la terapia del cupping, utilizada para tratar afecciones en los vasos sanguíneos—Phelps logró otras seis preseas, para totalizar 28 en cinco Juegos Olímpicos y, de ellas, cinco fueron de oro, lo que le dio un total de 23 coronas. Ninguna de estas cifras será superada en la siguiente centuria.
El tercer triplete del fenómeno Usain Bolt
El deportista más carismático y mediático del mundo cumplió lo que había prometido: en Río ganó nuevamente el triplete (oro en 100, 200 metros y el relevo de 4 x 100 metros), por lo que elevó hasta el nueve el total de medallas de oro en citas estivales y consolidó su leyenda como el mejor velocista de la historia.
No hubo récords mundiales, ni tiempos espectaculares, pero, de cualquier forma, ningún rival pudo acercarse al fenómeno caribeño. Quizás en Río hayamos visto correr por última vez a Bolt. De seguro lo extrañaremos y también, con total certeza, su nombre permanecerá en los libros de marcas del atletismo, porque los 9,58 segundos en los 100 metros y los 19,19 segundos en los 200 metros parecen destinados a durar hasta el siglo XXII.
El verdadero Dream Team de Estados Unidos en el baloncesto
Estados Unidos nuevamente conformó un verdadero “Equipo de ensueño” en el baloncesto femenino, porque logró unir a las mejores jugadoras de las WNBA. A diferencia de lo ocurrido con los hombres, ninguna de las estrellas quiso perderse los Juegos y el resultado fue el esperado: sexta corona olímpica de manera consecutiva y octava en total en la historia.
El director Geno Auriemma hizo diversas rotaciones y logró que su equipo ganara con holgura todos los partidos del evento. Solo hubo algún susto en la semifinal, ante Francia, pero el resto fue un paseo, que culminó con una demostración magistral de, entre otras, Diana Taurasi, Sue Bird, Lindsay Whalen, Maia Moore y Elena Delle Donne ante España, en el triunfo por 101-72.
Ashton Eaton, otra vez el atleta más completo
En la prueba más fuerte del atletismo, el decatlón, volvió a triunfar el deportista más completo: Ashton Eaton, quien subió a lo más alto del podio olímpico por segunda ocasión consecutiva.
El estadounidense, dos veces titular mundial y recordista con 9045 puntos, logró en Río otra gran actuación, pues alcanzó 8893 puntos, con los que igualó la marca olímpica, impuesta por el checo Roman Sebrle, en Atenas, en 2004.
Katie Ledecky, dueña de las piscinas
La reina de las piscinas en Río fue la estadounidense Katie Ledecky, de solo 19 años. Esta joven estrella ganó cuatro títulos (200, 400, 800 metros en el estilo libre, el relevo de 4 x200 metros del estilo libre) y fue plata en el relevo de 4×100 metros, también de ese estilo.
Brazadas de oro de Katinka Hosszú
Otra nadadora que brilló en Río fue la húngara Katinka Hosszú. Apoyada desde las gradas por su frenético entrenador-marido (sus efusivos gestos llegaron a no pocas portadas de los medios de comunicación), Hosszú mostró ser una gran espaldista, al ganar los 100 metros de esa especialidad y finalizo en la segunda plaza en los 200 metros; además, subió a lo más alto del podio en los 200 y 400 metros combinados.
Simone Biles, la reina de la gimnasia
En la gimnasia rítmica, la reina fue la estadounidense Simone Biles, quien maravilló a jueces y fanáticos con la exactitud y belleza de sus movimientos. Biles ganó la competencia de máxima acumuladora, con amplia ventaja sobre su coterránea Alexandra Raisman y también fue campeona en el caballo de salto, los ejercicios a manos libres y en el evento general por equipos. El bronce llegó en la viga de equilibrio, donde fue superada por la holandesa Sanne Wevers y la estadounidense Lauren Hernández.
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