No hubo “three-peat”. En Nueva Orleans, las Águilas de Filadelfia aplastaron a los Jefes de Kansas City por 40-22, en el Super Bowl LIX. Si nos dejamos llevar solo por las cifras, pues la diferencia no parece tan abismal, pero sí que lo fue, porque cuando quedaban poco más de siete minutos, los ahora campeones de la NFL iban al frente por ¡40-6! Dos TDs irrelevantes y tardíos de los Jefes maquillaron la pizarra.
El dominio de las Águilas fue tan grande que los Jefes solo abrieron el marcador en el tercer cuarto, cuando ya perdían 34-0. Absolutamente nada funcionó para un equipo que llegaba con la condición de favorito y que buscaba hacer historia en la NFL. Poco importó que Travis Kelce se convirtiera en el jugador con más recepciones en el Super Bowl. En los momentos importantes, la línea ofensiva de los Jefes no hizo nada y Patrick Mahomes lanzó dos intercepciones, una de ellas devuelta para TD por Cooper DeJean.
Del otro lado, Jalen Hurts estuvo muy acertado y por tierra no pudieron detenerlo. Corrió 11 veces, para 72 yardas, anotó un TD y lanzó dos. Mejor, casi imposible. Segundo título de Super Bowl para las Águilas.
Pd: el “show” del medio tiempo de Kendrick Lamar probablemente clasifique entre los menos gustados de los todos los tiempos. Insufrible.