La NBA ha anunciado un acuerdo de transmisión sin precedentes que promete transformar la forma en que los fanáticos consumen el baloncesto en la próxima década. Con un valor estimado de 76 mil millones de dólares, este acuerdo no solo reafirma la posición de la NBA como una potencia en el mundo del deporte, sino que también señala un cambio sísmico en el panorama de los medios de comunicación.
El nuevo trío dorado: Disney, NBCUniversal y Amazon
La liga ha optado por una estrategia audaz al asociarse con tres gigantes de los medios de comunicación: Disney, NBCUniversal y, en un giro sorprendente, Amazon. Este triunvirato llevará el baloncesto de la NBA a las pantallas desde la temporada 2025-26 hasta la 2035-36, en un contrato que abarca 11 años.
El regreso de un viejo amigo y la llegada de un nuevo jugador
NBC, ausente de las transmisiones de la NBA durante años, hace un retorno triunfal. Su regreso trae consigo la promesa de innovación en la cobertura, incluyendo la transmisión del Juego de Estrellas y algunas Finales de Conferencia. Mientras tanto, Amazon Prime Video se estrena en la cancha de la NBA, tras asegurar los derechos de streaming para la Copa de la NBA, el torneo play-in y los partidos de jueves y viernes.
Disney mantiene su corona
En medio de estos cambios, Disney (a través de ABC y ESPN) mantiene su posición de fuerza, al conservar los codiciados derechos de las Finales de la NBA. Este movimiento asegura que el evento cumbre del baloncesto seguirá siendo una parte central de la programación de la cadena en los próximos años.
La revolución del streaming
El nuevo acuerdo refleja la creciente importancia del streaming en el consumo de deportes. Amazon Prime Video y Peacock (de NBC Universal) obtienen derechos exclusivos sobre ciertos juegos, lo que reafirma que la NBA está apostando fuerte por las plataformas digitales para llegar a audiencias más jóvenes.
Más allá de las fronteras
Pero la visión de la NBA no se limita a los Estados Unidos. El acuerdo incluye planes ambiciosos para la distribución internacional de juegos, con Amazon como socio estratégico y destino global de terceros para NBA League Pass. Esta movida promete llevar el baloncesto estadounidense a nuevos mercados y ampliar su base de fanáticos en todo el mundo.
El drama detrás de las cámaras
En un giro dramático, Warner Bros. Discovery, propietario de TNT, quedó fuera del nuevo acuerdo, poniendo fin a una asociación de décadas con la NBA. Este divorcio mediático no ha estado exento de controversia, ya que Warner Bros. Discovery ha amenazado con acciones legales por el rechazo de su oferta.
La liga argumenta que la oferta de Warner Bros. Discovery no igualaba los términos propuestos por Amazon, justificando así su decisión de seguir adelante con el gigante del e-commerce. Esta disputa podría desembocar en una batalla legal que añadiría un capítulo más a la ya tumultuosa historia de los derechos de transmisión deportivos.
Impacto en la WNBA
El nuevo acuerdo no solo beneficia a la NBA. La WNBA también sale ganando con un aumento significativo en sus derechos de transmisión. Con aproximadamente 200 millones de dólares anuales destinados a la WNBA, este acuerdo representa un paso importante hacia la igualdad y el reconocimiento del baloncesto femenino.
Mirando hacia el futuro
Los nuevos socios de transmisión se han comprometido a mejorar la experiencia del fan, prometiendo innovaciones en la cobertura y nuevas formas de interacción. Con más juegos disponibles en televisión abierta y opciones de streaming flexibles, los aficionados tendrán más formas que nunca de conectar con sus equipos y jugadores favoritos.
Este acuerdo marca un punto de inflexión en la forma en que se consume el deporte en la era digital. Al combinar la transmisión tradicional con las plataformas de streaming, la NBA está creando un modelo híbrido que podría sentar las bases para futuros acuerdos en otras ligas y deportes.
Con 76 mil millones de dólares en juego y la promesa de llevar el baloncesto a más pantallas que nunca, la liga está lista para iniciar una nueva era. Solo el tiempo dirá si esta apuesta pagará dividendos o si la NBA ha sobreestimado su mano en la siempre cambiante partida de póker de los derechos de transmisión deportivos.