Ding Liren es un campeón mundial roto. Duele escribirlo, pero la realidad del tablero es inobjetable. Después de su triunfo agónico ante Ian Nepomniachtchi, en el match por el título mundial, en marzo de 2023, en Astaná, algo se rompió en el chino. Desapareció durante meses y, tras retornar, su nivel de juego no ha sido el mismo. ¿Qué le sucede? Nadie lo sabe con exactitud; pero la ruptura psicológica es evidente.
La caída de Ding ha sido muy fuerte. En Wijk aan Zee, de las 13 partidas, ganó dos, entabló ocho y perdió tres. Luego, en Weissenhaus, donde disputó un torneo de ajedrez 960 (free style, como lo quieren llamar ahora), concluyó en la última posición, con cero triunfos, tres tablas y 10 fracasos.
Ahora, tras los desastres en la 12da edición del torneo Norway Chess, que se juega en Stavanger (cuatro derrotas consecutivas, incluyendo un jaque mate que le propinó Magnus Carlsen), Ding ni siquiera ocupa un puesto entre los 14 mejores ajedrecistas del planeta, de acuerdo con el ELO en vivo.
A finales de año, el chino enfrentará al prodigio indio Gukesh, en un match por la corona, en sede y fecha todavía por determinar. Por como van las cosas, es muy probable que tengamos al campeón mundial más joven de la historia. Incluso, no me sorprendería que el chino abdique sin jugar.