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Eduardo Heras León: «el ajedrez sigue siendo una pasión»


Me despierto con la triste noticia de la muerte de Eduardo Heras León, a los 82 años. Fui su alumno, en el Centro de formación literaria «Onelio Jorge Cardoso», una institución que creó y dirigió durante dos décadas.  Comparto una entrevista que le realicé a Heras León, en 2006 y que fue publicada por el portal Cubasí. En el diálogo, el Chino conversa sobre otra de sus pasiones: el ajedrez.

Conversar con Eduardo Heras León, más que un trabajo periodístico, es un placer. El Chino Heras posee la virtud de cautivar con la palabra y si el tema es el ajedrez, entonces el diálogo se llena de los recuerdos y anécdotas de la vida de un hombre que recibirá en la ceremonia de clausura del torneo Capablanca in Memoriam, un homenaje especial por su contribución al desarrollo del ajedrez en Cuba.

Destacado narrador, Premio Nacional de Edición y pedagogo por varias décadas, Heras León dirige el Centro de Formación Literaria «Onelio Jorge Cardoso» que se ha convertido en una casa aglutinadora de los jóvenes escritores.

Muchos conocen la extensa trayectoria literaria del Chino Heras; pero quizás no resulte tan conocida otra de sus grandes pasiones: el ajedrez.

Con 20 años usted entró en las milicias y luego en el Ejército ¿Podemos marcar esta etapa como el inicio de su vinculación con el ajedrez?

-Comienza muchísimo antes. Se puede decir que soy ajedrecista antes que escritor. A mí el ajedrez me interesó desde niño. Yo recuerdo que cuando tenía 12 ó 13 años leía una famosa revista argentina para niños y al final había una sección de ajedrez. Con un tablero comencé a reproducir las jugadas que aparecían sin saber qué significaban; pero nos entusiasmaba a mí y a mis hermanos. Ahí fue donde conocí, por primera vez, aquel mundo fascinante.

“Cuando tenía 16 años empecé a jugar en el Club de Ajedrez de Puentes Grandes. Fui campeón de ese club durante varios años y como primer tablero, participé en el primer torneo intersocial, un evento auspiciado por Ernesto Che Guevara.

“En 1959 jugué un torneo para jóvenes que equivalía al Campeonato Juvenil de Cuba. Yo gané el torneo, o sea, me convertí casi en campeón juvenil y entonces fui a los Estados Unidos a jugar el Abierto Juvenil. En él vencí en 3 partidas, perdí 2 y entablé 3, si mal no recuerdo terminé en cuarto o quinto lugar. En los Estados Unidos tuve la suerte de encontrarme con Eleazar Jiménez, quien era el campeón cubano. Intimamos mucho y realmente fuimos grandes amigos.

“En el año 1962 fui a la entonces Unión Soviética a estudiar el primer curso militar de cubanos en la URSS. El curso era de artillería y por allá me mantuve jugando. Recuerdo que participé en una simultánea que dio Lev Polugaevski y logré derrotarlo.

“Ese mismo año el Che nos visitó y tengo una famosa foto donde estoy conversando con él. Es uno de los tesoros que guardo. En aquella época yo escribía la columna de ajedrez de la revista Verde Olivo. El Che me dijo que leía mis  crónicas y le pedí que me concediera la satisfacción de jugar una partida con él cuando yo regresara.

“Retorné en 1963 y en el Torneo Capablanca (la segunda edición), mientras observaba las partidas del evento, llegó el Che. Yo, vestido de civil, me le aparecí y recuerdo que le dije: ‘¿se acuerda de mí?. Sí, como no, me contestó’. Se quedó mirándome y añadió: ‘Moscú, el año pasado’. Le repliqué: ‘¿Usted se acuerda de la promesa que me hizo?. Sí, pero no la voy a cumplir porque eso va a ser una pelea de león para mono y en este caso el mono voy a ser yo’.

“Me dijo esto y entró al salón. Yo me quedé en el lugar. Estaba desilusionado; pero al rato sentí que me llamaban. Miré y era el Che. Me hizo una seña con el dedo para que me acercara. Ya tenía el tablero preparado y me dijo: ‘bueno, vamos a jugar. Conmigo se juega a ganar’.

“Nos sentamos y jugamos la primera partida relámpago, a 5 minutos, y le gané. Yo jugaba un poco más, tenía mucha más experiencia. Entonces me dijo: ‘dame la revancha’ y le volví a ganar; me dijo: ‘otra más’. Y entablamos. Ese fue un empate simpatiquísimo porque estábamos terminando y él me decía ‘tablas, tablas’  y yo le respondía ‘no, no’, hasta que finalmente acordamos las tablas. Recuerdo que se puso como un muchacho y me decía ‘te hice tablas, te hice tablas’. Ese es mi recuerdo más inolvidable del ajedrez.

“En los años sesenta jugué varios torneos, fui campeón de la Fuerzas Armadas Revolucionarios (FAR) y otro de mis orgullos es que en el libro de Carlos Palacios, Ajedrez en Cuba. Cien años de historia, dentro de la selección de partidas hay una mía que le gané a Miguel Alemán, muchas veces campeón de Cuba en la década del cincuenta. Cuando cumplí 60 años, la Federación Cubana me otorgó el título honorífico de Maestro Nacional, eso es logro de mi vida”.

Eduardo Heras León durante una partida de ajedrez

El ajedrez, al igual que la literatura, necesita de la persona una dedicación total, ¿alguna vez entraron en contradicción?

-Ante mí se abrió como  una especie de  disyuntiva. Yo creo que era bueno en el ajedrez; pero para poder elevarme a otras alturas en el juego tenía que haberme dedicado profesionalmente al ajedrez. O me dedicaba al juego y me olvidaba de lo demás o me dedicaba a lo que iba a ser mi carrera posteriormente, como escritor, como maestro y me decidí por la segunda.

En varias ocasiones usted ha declarado que sus tres grandes pasiones son la narrativa, la edición y el magisterio, ¿qué lugar ocupa el ajedrez en su vida?

-Me decidí por continuar mi carrera como escritor, como maestro, un poco con el dolor de mi alma porque el ajedrez sigue siendo una de mis pasiones. Yo leo libros de ajedrez, al lado de mi cama, en la mesita de noche, tengo varios libros de literatura y de ajedrez, juego contra la computadora, a veces sostengo partidas en vivo a través de Internet; me mantengo al día de lo que acontece en el mundo del ajedrez, de los torneos que se realizan.

“Para mí el ajedrez no es solo un deporte, es mucho más que un deporte, es lucha, es arte y también creo que es una ocupación que puede llenar la vida de un ser humano”.

2 comentarios

  • Cmario

    Miguel Ernesto,
    interesantísima esta entrevista, no sabía que Heras León era fan al ajedrez y mucho menos que tenía tanta fuerza,
    el martes 20 pienso ir a la defensa del doctorado de Carlos Alberto, si estás por allá seguramente tendré el gusto de conocerte en persona,
    saludos, Cmario.

    • Saludos Cmario, he tenido problemas técnicos en el blog, por lo que estuve offline varios días y no pude escribirle para comentarle el cambio de sede que tuvo la tesis de Carlos Alberto González. Recibí un correo del árbitro internacional José Luis Ramírez donde añade que Heras León jugó en el primer Torneo INTER-ORGANISMOS, que fue inaugurado por el Che. Además, en 2008 el Premio Nacional de Literatura 2014 participó en el torneo «Tras las Huellas del Che», que se realiza como recordación a aquel que inauguró el Che.

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