Las mascotas en los Mundiales de fútbol han sido curiosos animales, simpáticos niños, una gigantesca naranja y hasta seres extraterrestres. Durante más de cinco décadas han formado pare especial del evento deportivo más seguido del planeta y sus creadores han tratado siempre, con más o menos acierto, de combinar características propias de cada país organizador con elementos renovadores del diseño.
La asociación de las mascotas con competiciones deportivas no es tan antigua y se remonta a la década de los sesenta del siglo pasado. La Copa Mundial de fútbol fue el certamen que inició la tradición, pues la primera de las mascotas en estos torneos, el león Willie, símbolo tradicional de la realeza británica, apareció en Inglaterra, en 1966; mientras que en los Juegos Olímpicos hizo su debut oficial en 1972, y le correspondió al perro Waldi acompañar a los atletas en la cita de Múnich.
En 1966, Willie causó sensación. El león, con una bandera inglesa en su pecho y una melena que recordaba a la que llevaban los famosos The Beatles, estuvo en los principales estadios y su figura está asociada con gratos recuerdos para los ingleses. La razón es sencilla: luego de ese Mundial la mejor actuación de los “creadores del fútbol” ha sido un cuarto lugar.
Después de Willie comenzó el período de los niños como mascotas. Por ejemplo, en 1970, en México, fue Juanito y en 1974 los alemanes eligieron a los hermanos Tip y Tap como representantes del Mundial que culminó de la forma soñada: con un triunfo en la final ante “la naranja mecánica” de Johan Cruyff. Tip era alto y rubio, con el número 74 en su camiseta; Tap, todo lo contrario: pequeño y moreno.
Otro niño animó el regreso de la Copa a Sudamérica, en este caso a la Argentina gobernada por una dictadura militar. En 1978, los organizadores decidieron llamar a su mascota “Gauchito” quien mostró un cómico sombrero y en su mano una fusta, al más clásico estilo de los gauchos de la pampa argentina. La selección albiceleste ganó por primera vez el Mundial, con dos goles de Mario Alberto “el Matador” Kempes, en la final, frente a Holanda, así que “Gauchito” está asociado con uno de los momentos cumbres del fútbol argentino.
Para la versión de 1982 los españoles quisieron innovar y se puede decir que lo lograron. Ellos presentaron a “Naranjito” que, como indica su nombre, era una naranja enorme, fruta típica en Valencia y Murcia, vestida de futbolista, con una expresión pícara en el rostro. “Naranjito” ha sido la única fruta en la historia de las mascotas en Mundiales y Juegos Olímpicos.
En la segunda visita de la Copa a territorio mexicano, en 1986, los diseñadores crearon a “Pique”, un chile jalapeño que llevaba sobre su cabeza el típico sombrero, uno de los símbolos más representativos de ese país. En Italia 1990, otra vez los europeos trataron de romper modelos, porque presentaron a la primera mascota inanimada; pero ciertamente “Ciao”, aquella maqueta mecánica, con los colores de la bandera italiana y una pelota en la cabeza, ha sido una de las menos llamativas en uno de los Mundiales más mediocres de todos los tiempos.
Cuatro años más tarde, en Estados Unidos 1994, reaparecieron los animales y el perro Striker, creado por los estudios Warner Brothers, con su vestimenta de futbolista, despertó simpatías entre los fanáticos y quedó como un grato recuerdo de un evento que sirvió para impulsar la práctica del “soccer” en ese país.
La cita en Francia, en 1998, presentó a un nuevo animal y no podía ser otro que el símbolo tradicional de esa nación, un gallo azul nombrado “Footix”, el cual cargaba siempre un balón en sus manos. “Footix” trajo suerte a los galos, porque el equipo, liderado por Zinedine Zidane, ganó por primera—y hasta ahora única vez—el Mundial.
El viaje de la Copa al continente asiático, en 2002, tuvo varias novedades, entre ellas la presencia de tres mascotas extraterrestres que, según la leyenda elaborada por los organizadores, “venían del planeta imaginario Atmozone” y estaban inspiradas en los cómics. En el plano deportivo, ese Mundial fue histórico para Asia, ya que uno de los anfitriones, Corea del Sur, logró incluirse en la semifinal.
Quizás la experiencia “no terrenal” de Ato, Kaz y Nik no haya sido la más convincente desde el punto de vista económico, por eso en Alemania 2006, los diseñadores regresaron al mundo real y los números demostraron que la segunda mascota en forma de león en los Mundiales, llamada Goleo VI, acompañada por el balón de fútbol Pille, fue todo un éxito.
La Copa sudafricana de 2010 tuvo como mascota oficial a otro representante del reino animal: el leopardo Zakumi, que también mostró varios elementos alusivos al país sede. Por ejemplo, la primera sílaba del nombre compuesto, “za”, hizo referencia a Sudáfrica, mientras “kumi” fue una traducción del número diez en múltiples idiomas de ese continente. El color del pelo en el leopardo fue el verde para, supuestamente, “camuflarse en las canchas de fútbol”.
ACTUALIZACIÓN:
La mascota de la Copa Mundial de Catar 2022 lleva por nombre La’eeb, una palabra área que significa jugador muy habilidoso. Lleva vestimentas típicas de Medio Oriente, como un turbante catarí que tiene su propio agal, ojos, cejas y boca. En realidad, parece un fantasma, porque no tiene extremidades y flota.
De acuerdo con la FIFA, La’ eeb proviene del metaverso de las mascotas. Un universo paralelo que no se puede describir con palabras y en donde cada uno puede imaginarse como quiera.