México tiene un lugar seguro en la centenaria historia de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Este fue el primer país latinoamericano en acoger una cita estival. La edición de 1968 se recordará por varias razones, tanto deportivas como políticas. Los mexicanos demostraron ser muy buenos anfitriones y, en las competencias, hubo desde la formidable carrera de Jim Hines, pasando por saltos espectaculares de Bob Beamon y Dick Fosbury, hasta la protesta del “Poder Negro”, de Tommie Smith y John Carlos, en la ceremonia de premiación de los 200 metros planos.
Ante su público, los atletas mexicanos lograron su mejor actuación, con nueve medallas. Después las delegaciones se han acercado a esa cifra, pero todavía no han podido superarla. México es el cuarto país latinoamericano con más preseas en la historia (69), solo por detrás de Cuba, Brasil y Argentina. ¿Quiénes pudiéramos considerar las 10 mayores leyendas olímpicas de México? Aquí les proponemos nuestro listado, encabezado por el gran clavadista Joaquín Capilla.
México debutó en Juegos Olímpicos en París, 1900; pero fue a partir de la cita de 1924, también en la capital francesa, donde asistió por primera vez con una delegación formal. A partir de ese momento, los atletas mexicanos no han faltado a ninguna edición de los Juegos. De las 69 medallas obtenidas, 13 de ellas han sido de oro.
Joaquín Capilla
Entre las leyendas olímpicas de México el primer sitio es para el máximo ganador de preseas en la historia de ese país. Joaquín Capilla fue un excelente clavadista, capaz de mantenerse en la elite durante una década.
Capilla logró cuatro medallas olímpicas. En los Juegos de Londres, en 1948, conquistó el bronce en la plataforma. Cuatro años más tarde, en Helsinki, terminó en el segundo puesto, en la misma especialidad. Su momento cumbre llegó en la cita de Melbourne, en 1956. En la urbe australiana subió a lo más alto del podio de premiaciones, nuevamente en la plataforma. Además, alcanzó el bronce en el trampolín.
Humberto Mariles
El único deportista mexicano que ha conquistado tres medallas, en una misma cita estival, fue el general Humberto Mariles, en los Juegos de Londres, en 1948. Con su caballo Arete— ¡que era tuerto!—, en el estadio Wembley de la capital británica, Mariles entró en la historia del deporte mexicano, porque se convirtió en el primer campeón olímpico de ese país, al ganar la prueba de salto individual.
Además, Mariles junto a Rubén Uriza y Alberto Valdés triunfó en la competencia de salto por equipos. Después, Mariles, Joaquín Solano y Raúl Campero lograron el bronce en la prueba de los Tres Días. El impacto de esos triunfos fue tan grande que al caballo Arete le compusieron un danzón: “El Arete de Mariles”.
María del Rosario Espinoza
Esta espectacular atleta de Taekwondo tiene un lugar garantizado entre las mayores leyendas olímpicas de México. María del Rosario es la única deportista mexicana con tres preseas en citas estivales. En los Juegos de Beijing, en 2008, ella logró el oro, en la división de más de 67 kilogramos, al superar en el combate por el título a la noruega Nina Solheim. Luego, en Londres, quedó en bronce; mientras, en Río, 2016, perdió el duelo final ante la china Suyin Zheng.
Raúl González
Históricamente México ha tenido excelentes marchistas. En los Juegos Olímpicos ninguno ha sido mejor que Raúl González. En la cita de Los Ángeles, en 1984, este hombre logró una hazaña: conquistó la medalla de plata, en los 20 kilómetros marcha, donde escoltó, por apenas siete segundos, a otro gran mexicano, Ernesto Cano y, una semana después, ganó el título en la marcha de 50 kilómetros, con tiempo de 3:47.26.
Selección nacional sub-23
El mejor resultado de México en un deporte colectivo en Juegos Olímpicos llegó en la especialidad más querida y practicada en ese país: el fútbol. El 11 de agosto de 2012, en el estadio Wembley, en Londres, el equipo sub-23 venció a Brasil 2 goles por 1 y se tituló campeón olímpico.
Aquella selección fue dirigida por Luis Fernando Tena y tuvo a Oribe Peralta como su gran figura, al marcar las dos anotaciones contra Brasil, que tenía en sus filas, entre otros, a Neymar y Thiago Silva.
Rubén Uriza
Otro gran jinete que brilló en los Juegos de Londres, en 1948, fue Rubén Uriza, quien era capitán del Ejército mexicano. Montado sobre su caballo “Hatuey”, Uriza fue clave en el triunfo de su equipo en el Premio de las Naciones. En Wembley, en la ronda de desempate, Uriza logró que “Hatuey” no derrumbara ningún obstáculo. Esta ronda limpia le dio el título olímpico a México.
Antes, Uriza había terminado con la medalla de plata, por detrás de Mariles, en la competencia de salto individual.
Germán Sánchez
El clavado es el deporte que más medallas (14) ha aportado para las delegaciones mexicanas en la historia de los Juegos Olímpicos. Entre los hombres, el clavadista más destacado ha sido Germán Sánchez.
En la cita estival de Londres, 2012, Sánchez logró la presea de plata en la plataforma sincronizada de 10 metros, junto a su compañero Iván García. Luego, en Río 2016, asombró a todos con la medalla de plata en la plataforma individual de 10 metros, donde solo quedó por detrás del chino Chen Aisen.
Sánchez aspira, en los Juegos de Tokio 2021, a subir por tercera ocasión al podio.
Paola Espinosa
Esta clavadista se ha ganado un puesto dentro de las leyendas olímpicas de México. Con solo 18 años debutó en una cita estival, en Atenas, 2004; aunque allí no logró medallas. En los Juegos de Beijing, 2008, tuvo el honor de ser la abanderada de la delegación mexicana. En la plataforma sincronizada a 10 metros, ella y Tatiana Ortiz conquistaron la presea de bronce.
Luego, en Londres, 2012, Paola junto a una Alejandra Orozco, de solo 15 años, mejoraron el color de la medalla, porque finalizaron en la segunda posición. En los siguientes Juegos, en Río, 2016, Paola trató de subir por tercera ocasión al podio olímpico; pero finalizó cuarta en la plataforma individual; mientras, con Orozco, terminaron sextas en la plataforma sincronizada.
Lea el artículo completo en PanamericanWorld