Durante la primera mitad del siglo pasado varios equipos de Grandes Ligas tomaron a La Habana como campo de entrenamiento antes de iniciar la temporada regular. Uno de las más famosas franquicias que visitó Cuba fue la de los Dodgers de Brooklyn, en la primavera de 1947.
Aquellos Dodgers entraron en la historia por muchos motivos. El más importante de ellos fue la presencia en su nómina de un grande del béisbol, un estelar que solo tenía un «defecto» para la época: Jackie Robinson era negro.
Robinson llegó a La Habana junto con el resto de los Dodgers. El año anterior, en la Liga Internacional, Jackie había liderado a los bateadores con promedio de 349 y 40 bases robadas.
Todos especulaban sobre el posible traslado de Robinson desde los Montreal Royals de Triple A hasta los Dodgers aunque no había nada seguro. En Cuba, los negros fueron aceptados en la Liga profesional de béisbol desde la temporada de 1900. El rompimiento de la barrera del color provocó grandes problemas; aunque con el paso del tiempo disminuyeron.
El público de la Isla había disfrutado con anterioridad del desempeño de estelares peloteros negros como Oscar Charleston, Josh Gibson y Satchel Paige; sin embargo, el racismo también había hecho grandes estragos en la sociedad cubana. Así, los jugadores blancos de los Dodgers fueron alojados en el Hotel Nacional, cinco estrellas, el mejor de la capital. En las habitaciones de ese hotel durmieron alguna vez figuras deportivas tan importantes como Johnny Weismuller y Rocky Marciano.
Los peloteros negros de los Dodgers no fueron aceptados por la dirección del Hotel Nacional. Entonces tuvieron que escoger otro alojamiento, el Hotel Boston, ubicado en el medio de la Habana Vieja, la parte más antigua de la capital cubana. Allí se quedó Jackie Robinson junto al resto de sus compañeros. El Boston era el hotel favorito de los peloteros negros que jugaban el béisbol de invierno en Cuba.
La visita de los Dodgers a La Habana tuvo varios motivos. Además de las lógicas intenciones de entrenar, los propietarios del Brooklyn deseaban proteger a Robinson de los ataques de aquellos que se oponían a la entrada de los negros a las Grandes Ligas.
Una tercera intención era detener el creciente auge de la Liga mexicana de béisbol, patrocinada por los millonarios hermanos Pasquel, quienes estaban “robando” talentos y públicos para su campeonato. Los dueños de equipos de las Grandes Ligas vieron en peligro su dominio del espectáculo y una de las formas que encontraron para contrarrestar a los Pasquel fue la incursión de novenas de primer nivel por países cercanos a los Estados Unidos como República Dominicana y Cuba.
La temporada del 1947 fue mágica para los Dodgers. Con la enorme ayuda de Jackie Robinson, el primer hombre en romper la barrera racial, el Brooklyn conquistó el gallardete de la Liga Nacional y logró su pase a la Serie Mundial, donde cayeron ante los Yankees de Nueva York.
Jackie Robinson fue proclamado novato del año; aunque las cosas no fueron fáciles y tuvo que enfrentarse con sectores fanáticos de la sociedad norteamericana que se oponían a la presencia de negros en el béisbol; sin embargo, la extraordinaria actuación y comportamiento de Jackie sobre el terreno ayudaron a superar los prejuicios raciales y pronto otros jugadores negros se incorporarían a las ligas mayores.
Los Dodgers regresaron una vez más a Cuba en 1959, después del triunfo de la Revolución cubana. Solo estuvieron un fin de semana. Jugaron tres desafíos antes los Rojos de Cincinnati y partieron de regreso. Pasarían 40 años para que un equipo de las Mayores pisara de nuevo suelo cubano.
Publicado en Habana Radio