Todo el mundo puede jugar tenis, uno de los deportes más populares del mundo; pero solo unos pocos atletas logran llegar a la cima. El camino hacia el estrellato es muy complicado y diverso; sin embargo, la ruta para todos comienza en un lugar común: los futuros campeones se forman en lugares especializados, como esta escuela de tenis y pádel.
El tenis profesional contemporáneo cada vez es más exigente. Al jugador se le pide que sea rápido, fuerte físicamente y que, al mismo tiempo, tenga un gran control mental, una dieta balanceada y un comportamiento excelente fuera de las canchas. Sin una preparación integral y sin valores personales, es poco probable que llegue el éxito.
Las transformaciones que ha atravesado el juego en las últimas décadas han incidido en la anatomía del tenista. Antes solía ser un juego de saque y volea. Ya no más. En esta modificación lógicamente han mediado los adelantos tecnológicos, tanto en las raquetas como en las pelotas.
Ahora los duelos se efectúan desde la línea de fondo. Por tanto, los atletas tienen que moverse a mayor velocidad sobre la cancha, durante varias horas. Pueden darle más efectos a la pelota golpean con más potencia las bolas.
Frente a estas realidades, cobra mayor importancia la formación del jugador en las categorías base. Una correcta selección de la escuela de preparación permitirá el aprendizaje de las técnicas más actuales del juego y también contribuirá a dotar al joven tenista de valores que le permitirán crecer como persona. Esa una filosofía de diferentes escuelas de tenis, entre ellas la de Nacho Ros, en Valencia, España.
Un tenista de elite entrena durante, al menos, 35 horas a la semana. Parte de ese tiempo en el gimnasio y parte en una cancha de juego. No es sencillo aguantar tanto; pero si desde la categoría base ese jugador fue preparando su cuerpo y su mente para soportar la carga física, el proceso de adaptación será menos traumático.
Para triunfar en el tenis no solo es necesario recibir una preparación física espectacular, sino que el proceso formativo en la categoría base también contribuye a que el joven entienda a esta deporte como una batalla no solo entre dos cuerpos, sino también entre dos mentes. ¿Cómo mantener la concentración cuando enfrentas un punto para partido de tu adversario? ¿De qué forma se sale de un quiebre de saque para levantar un set? La experiencia será clave para responder esas preguntas, pero si ese tenista no aprendió a lidiar con la tensión desde la categoría base difícilmente pueda corregir este defecto con el paso del tiempo.
El talento en el tenista es un factor determinante; sin embargo, no es suficiente. Para pulir ese talento y convertirlo en campeón es necesario recibir ayuda especializada y esa está en los entrenadores e, incluso, en los psicólogos deportivos. El suizo Roger Federer, considerado el mejor tenista de la historia, lo sabe muy bien, porque fue un psicólogo el que le ofreció apoyo para superar los ataques de rabia que sufría en los partidos, cuando tenía 17 años.
Cuando el talento, la perseverancia y una sabia conducción desde la categoría base se combinan entonces la ruta hacia el éxito en el tenis parece más expedita.