Martín Dihigo Llanos es considerado por no pocos como el pelotero cubano más completo de todos los tiempos. Lo apodaban, justamente, “El Inmortal”, “El Maestro” y dejó una impronta en las Ligas Negras de Estados Unidos y las ligas profesionales de Cuba, México y Venezuela.
Dihigo nació el 25 de mayo de 1906 en el ingenio azucarero Jesús María, poblado de Cidra, en la provincia de Matanzas. Desde muy joven descolló por su tamaño de 6 pies, 3 pulgadas y su corpulencia superó las 220 libras.
Comenzó su carrera a los 18 años con el equipo Cuban Stars de las Ligas de Color del Este de New York. Un año después, en 1928, Dihigo integró el equipo Grises de Homestead. La estancia del cubano en esta novena sería muy efímera y ya para el 1929 Dihigo jugaba con los Hilldale Giants, club de uno de los suburbios de Filadelfia. Todas estas novenas eran conformadas solo por negros, imposibilitados de jugar en las Grandes Ligas por la discriminación racial.
De acuerdo con la base de datos de Baseball Reference, en 12 temporadas en las Ligas Negras, Dihigo conectó 63 y empujó 205 carreras. Como lanzador, tuvo marca de 23-20, con 158 ponches propinados.
Sobre Martín diría Buck Leonard, uno de los negros exaltados al Salón de la Fama de las Grandes Ligas: «Dihigo ha sido el jugador más completo que yo jamás he visto. Podía correr, batear, tirar, pensar, pitchear y dirigir.»
Roy Campanella, un receptor estrella que llegaría hasta las Ligas Mayores con la integración racial, recuerda al Maestro: «Dihigo es uno de los más grandes peloteros que he visto. Era un tremendo bateador, tenía gran poder, podía batear para promedio, lo tenía todo.»
El próximo paso del cubano fue la Liga Mexicana y allí también su nombre se dio a conocer. Lo apodaron “El Maestro”. Dihigo tiene el honor de ser el primer lanzador en archivar un partido de cero hits-cero carreras y además fue el primer jugador cubano aceptado en el Salón de la Fama del béisbol mexicano.
En 24 temporadas en la Liga profesional cubana, entre 1923 y 1947, Dihigo promedió para 295, y como lanzador ganó 107 desafíos y perdió 56.
Martín era capaz de desempeñarse en las nueve posiciones sobre el terreno y no solo las jugaba sino que lo hacía muy bien. En México promedió 319 al bate en 11 campañas, y como lanzador obtuvo 119 triunfos frente a 57 derrotas. En las temporadas de 1937 y 1938 ganó la doble corona de bateo y pitcheo con las Águilas de Veracruz. En 1938 su rendimiento fue más que impresionante pues resultó campeón de los bateadores con average de 387 y como lanzador se adjudicó los títulos en los departamentos de ganados y perdidos con marca de 18 y 2; promedio de carreras limpias admitidas con 0.90 y un total de 184 ponches.
Sobre su relación con los directores de equipo, Dihigo confesó una vez: “nunca tuve problemas con ninguno. Si me respetaban, yo los respetaba, pero nunca me gustó jugar para Adolfo Luque. Su carácter era para los que aguantaban todo. Era poco agradable, siempre gritaba y regañaba. Yo tengo carácter de libertad y no podía aguantar el estilo de Luque.”
El Inmortal falleció el 20 de mayo de 1971 en Cruces. Hoy el estadio de ese municipio lleva el nombre del hombre que por su velocidad, tamaño, y fuerza de brazo se convirtió en uno de los jugadores más versátiles de todos los tiempos.
La historia, como casi siempre sucede, hizo justicia y en 1977 Martín Dihigo Llanos entró a formar parte del Salón de la Fama en Cooperstown por su destacada participación en las Ligas Negras.
En las Ligas Negras jugó para:
- Cuban Stars (1923-1927)
- Homestead Grays (1928)
- Hilldale Giants (1929-1931)
- Cuban Stars (1930)
- New York Cubans (1935-1936)
- New York Cubans (1945)