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Lázaro Bruzón y la Federación cubana de ajedrez: divorcio irreconciliable

El Gran Maestro Lázaro Bruzón todavía sigue apareciendo en el ranking de la FIDE como parte de la Federación cubana de ajedrez (FCA); pero eso podría cambiar dentro de muy poco tiempo. Dos años después de que el tunero decidiera ir a estudiar a la Universidad Webster, de San Luis, Estados Unidos, sin notificar a la FCA que decidió sacarlo de la selección nacional, el presidente de esa entidad, Carlos Rivero reconoció que intentan desligarse oficialmente de Bruzón. El divorcio, sin dudas, ha sido turbulento.

Por estos días se juega el primer Iberoamericano online, en la plataforma Chess24. La FCA, como miembro de esa organización, presentó su listado de jugadores y allí no apareció Bruzón. Rivero explicó que en ningún momento tuvo noticias del interés del tunero por jugar y Bruzón contactó directamente a los organizadores. Estos, dada su historia y ELO de 2644 puntos, decidieron incluirlo en el grupo de 20 Grandes Maestros con un cupo garantizado en la primera fase del certamen.

En este contexto se producen las declaraciones de Rivero: “Aun cuando razones de filiación todavía hacen imposible evitar que sea reportado como miembro de esta, la FCA considera oportuno aclarar que Bruzón dio la espalda a la misma a partir de posiciones oportunamente explicadas en su momento”, aclaró.

El resultado final, incluso sin estos nuevos encontronazos, podría ser este: tras cumplirse los dos años sin participación oficial en un torneo con la bandera cubana, Bruzón, amparado en los estatutos de la FIDE, solicitará su inclusión como parte de la Federación de Estados Unidos. Un camino similar han seguido muchos otros, entre ellos, Leinier Domínguez y Yunieski Quesada. Antes de que concluya 2020 es muy posible que los tres mejores ajedrecistas cubanos de lo que llevamos del siglo XXI hayan cambiado de Federación.

¿Pudo evitarse el “divorcio” entre Bruzón y la FCA? Creo que sí. Posiciones más abiertas, de ambas partes, dos años atrás, habrían podido construir un camino diferente. Ahora ya no hay vuelta atrás.

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