Los Titans de Tennessee obtuvieron el último boleto a los playoff por la Conferencia Americana, al superar en el domingo conclusivo a los Texans de Houston. Con el sexto puesto en la clasificación y un mariscal de campo que nunca se cansó de decepcionar en Miami, muy pocos pensaban que el equipo que dirige Mike Vrabel podría vivir más allá de la ronda divisional. Primer error.
En el hostil Gillete Stadium, los Titans acercaron a Tom Brady al retiro, al superar a los favoritos Patriots, gracias en buena medida a que el corredor Derrick Henry destruyó con sus acarreos a la que había sido una de las mejores defensivas de la liga.
Después de eliminar a Nueva Inglaterra, nuevamente parecía que los Titans habían sobrecumplido y que poco tendrían que hacer en su visita al M&T Bank Stadium donde enfrentarían al que había sido el equipo más completo de la NFL en su temporada 100. Los Ravens de Baltimore fueron señalados, antes del inicio del playoff, no solo como los principales candidatos para ganar la Conferencia, sino también para conquistar el Súper Bowl.
De la mano (y las piernas) de Lamar Jackson, los Ravens supuestamente pasearían la distancia, frente a su público, ante los Titans. Segundo error. Desde el inicio del partido quedó claro que el duelo sería muy cerrado…y en realidad no lo fue tanto, porque los Titans dominaron de principio a fin.
Henry volvió a ser indetenible y en 30 acarreos logró 195 yardas; además, sorprendió a todos con un pase TD de 3 yardas; mientras, Ryan Tannehill apenas lanzó pases (14) pero dos de ellos fueron TD y la defensa de Tennesse se encargó del resto (¡dos paradas en 4ta y 1!).
Lamar Jackson trató por todas las vías posibles: casi lanzó 60 pases, aunque solo completó 31, por tierra logró 143 yardas, pero fue interceptado en dos ocasiones y perdió un fumble. Esfuerzo insuficiente para evitar la debacle. La tercera década del siglo XXI comienza con una de las grandes sorpresas en los playoff.