La decepcionante actuación de la selección nacional cubana de béisbol en la segunda edición del Premier 12 debería servir para algo más que una catarsis colectiva sobre los errores—que fueron muchos—del director Miguel Borroto, de la incapacidad de Yurisbel Gracial para rendir con el uniforme del Cuba a las puertas de un nuevo contrato millonario en Japón o del descontrol de los lanzadores. Este nuevo bochorno debería funcionar como un detonante definitivo para que los que toman las decisiones acaben de comprender que la manera en que se concibe la pelota cubana actual ha tocado fondo.
He leído no poco comentarios sobre la “crisis del béisbol cubano”. Sobre eso escribí hace un tiempo, porque no considero que haya tal crisis. La pelota cubana trasciende lo sucedido en los Panamericanos de Lima, ahora en el Premier 12 o lo que vemos en la Serie Nacional. Necesariamente debe incluir lo que hacen los peloteros cubanos en Grandes Ligas, en las ligas caribeñas, en Corea, Japón y hasta en Europa. El talento esparcido por el mundo es enorme. Cuando dejemos atrás las barreras mentales que nos siguen bloqueando, entonces tendremos mejores actuaciones en los eventos internacionales y aumentará el interés en el país por el deporte nacional.
¿El equipo que asistió al Premier 12 y que terminó con promedio ofensivo de 136 es el mejor que pudo conformarse? Por supuesto que no. Está claro que no pueden incluirse los peloteros que pertenecen a franquicias de Grandes Ligas ni a los que están ahora inmersos en las ligas en Venezuela, México y República Dominicana; pero… ¿y la “armada cubana” en Japón, con Dayán Viciedo, Leonys Martín, Alex Guerrero y Ariel Miranda, quienes han expresado su interés en volver a vestir el uniforme nacional? ¿Y José Miguel Fernández, una estrella en la liga coreana?
¿Hubiera sido diferente el resultado con ellos en el equipo? No lo sé, pero al menos sí cabría decir que se perdió (o ganó) con lo mejor que se tiene. El torneo preolímpico de las Américas parece la última oportunidad de llegar a la despedida definitiva del béisbol en las citas estivales. Cuba estuvo en las cinco ocasiones anteriores (desde 1992 hasta 2008); pero si no termina de cambiar lo que debe ser cambiado, en el preolímpico viviremos una nueva decepción.