En estos días los muros de millones de perfiles en Facebook, Instagram y Twitter se han llenado con fotografías que nos muestran cómo lucirían nuestros amigos cuando envejezcan. El causante de este “virus” es la aplicación FaceApp, que está disponible desde hace dos años, pero ahora la mejora en su filtro de edad es la que ha provocado este boom.
Políticos, artistas, deportistas y no pocos de mis “amigos virtuales” han sucumbido a la idea de compartir información personal con la aplicación, creada por Wireles Lab, con sede en San Petersburgo, Rusia. Los “me gusta”, “me divierte”, “me asombra” pululan en cada fotografía sobre cómo nos veremos con 70-80 años. Ciertamente a mí el hecho de entregar datos a cambio de un supuesto rato de diversión no me produce ninguna gracia y sí mucho recelo.
De acuerdo con sus desarrolladores, FaceApp emplea un sistema neuronal basado en inteligencia artificial que analiza las fotos que, voluntariamente, suben los usuarios a los servidores de la aplicación. Luego aplica los filtros y ¡voilá! aparecemos más jóvenes o viejos. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol, ya que diversas aplicaciones ofrecen soluciones similares. El problema podría estar en las políticas de privacidad de FaceApp, que son lo suficientemente vagas para que esa empresa rusa pueda hacer lo que quiera con dichas fotografías.
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Según FaceApp, ellos pueden recopilar «contenido del usuario (como fotos y otros materiales) que publica mediante el servicio. Además, también ejecuta un monitoreo de la actividad del usuario, como los sitios web que visita y su ubicación. Las fotos subidas son almacenadas en la nube y, asegura FaceApp, “la mayoría son borradas de nuestros servidores 48 horas después de que se hayan subido”. ¿En serio?
Esto me parece muy similar a lo sucedido a comienzos del año con el #10YearsChallenge, el “reto” de subir una foto actual y otra de 10 años atrás, para comprobar “los cambios de la persona”. Imagino que los algoritmos de reconocimiento facial todavía estén procesando todo el material gratuito que les fue concedido por tantos incautos. No se trata de ponernos paranoicos y abrazar la teoría de la conspiración; pero tantos escándalos, con el de Cambridge Analytica a la cabeza, muestran un patrón más que preocupante.
LOS ROSTROS DEL DEPORTE EN FACEAPP
Varios deportistas emplearon el FaceApp y colocaron los resultados en sus redes. Así pudimos “apreciar” cómo lucirán, en el futuro, LeBron James, Steph Curry, Dwayne Wade y el cubano Yasiel Puig; mientras, otros usuarios subieron imágenes de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo y compartieron el posible “look” de estas estrellas.
“Deepfakes” llaman a las técnicas de tergiversación de las imágenes, con todo tipo de fines. FaceApp, ¿sin pretenderlo?, se une al grupo de herramientas disponibles para todos aquellos interesados en trucar fotografías y luego compartirlas en las redes sociales digitales.
La parte hilarante, en la que sí me atrevería a colocar emojis de risas, es cuando la empresa rusa asegura: “No alquilaremos ni venderemos su información a terceros fuera de FaceApp”.