No pertenece a los Starks, ni a los Lannister. No tiene el carisma de LeBron Más que un Atleta James, ni la personalidad de Kobe La Mamba Negra Bryant; pero nadie duda que hoy Kawhi Leonard el Renacido sea el verdadero Rey en el Norte, líder de los Raptors de Toronto, un equipo que ha entrado en la historia, porque nunca antes una franquicia no estadounidense había conquistado el título de la NBA. ¡Salve Leonard! Gritan en Toronto y aunque los millones de dólares probablemente lo lleven a otras ciudades en un futuro cercano, el inexpresivo Rey siempre será un ídolo en la multicultural urbe.
Los críticos del nuevo Rey tienen argumentos en contra de su coronación. Es cierto que la ausencia de Kevin Durant fue durísima para los Warriors de Golden State; pero no olvidemos que ese mismo equipo, sin Durántula en la cancha, ganó los dos partidos finales de la serie contra los Clippers y, luego, barrió a Portland. Es cierto que la rotura del ligamento que sufrió Klay Thompson, en el sexto desafío, limitó las opciones ofensivas de los Warriors; sin embargo, nada de esto resta méritos a los Raptors, un equipo que no parecía capaz de superar a Curry and Company; pero que fue capaz de sobreponerse a no pocas adversidades.
Leonard fue una apuesta de altísimo riesgo que tomó el gerente general Masai Ujiri. Cambiar al ídolo local DeMar DeRozan por un jugador que apenas había estado sobre la cancha tras sufrir varias lesiones parecía desatinado. Hoy, todos alaban a Ujiri, pero lo cierto es que su decisión inicial apenas recibió respaldo. Probablemente la dirección de la franquicia se haya cansado de nadar y nadar para morir barrido en la orilla ante los Cleveland Cavaliers de LeBron, año tras año. Entonces, con la marcha del Rey al Oeste, Ujiri salió del coach Casey y mandó lejos a DeRozan. El resultado fue inmejorable y será recordada como una de las decisiones deportivas más osadas del siglo XXI. Una decisión que pudo haberle costado el puesto, porque, en serio, ¿los Raptors campeones de la NBA? Ni el fanático con el turbante que no se pierde un juego en Toronto pudo predecir que la franquicia terminaría levantando el trofeo.
Kawhi anotó la canasta más famosa en la historia de 24 años de la franquicia, en el séptimo juego contra los Sixers y, luego, en las Finales, aunque no tuvo el mismo rendimiento que frente a Filadelfia y Milwaukee, apareció en los momentos importantes y se unió a LeBron y Kareem Abdul-Jabbar como los únicos jugadores que han conseguido el premio MVP dos veces con dos equipos distintos.
El enigmático Rey en el Norte, que apenas sonríe, añadió un nuevo anillo a su enorme mano derecha. Tiene espacio en sus dedos y talento para seguir agregando joyas en el próximo lustro.