Después de perder nuevamente ante los Cavaliers de Cleveland de LeBron James, la gerencia de los Raptors de Toronto tomó las dos decisiones más arriesgadas de la única franquicia canadiense que se mantiene en la NBA: despedir a su entrenador Dwaye Casey—nombrado ese año el mejor de la liga— y cambiar a su estrella, al ídolo local, DeMar DeRozan por Kawhi Leonard, un campeón con los Spurs, pero con un más que preocupante historial de lesiones y que, probablemente, solo estuviera un año en el equipo. Ocho meses más tarde, Nick Nurse se convirtió en el primer coach en llevar a los Raptors a una Final de la NBA y Leonard de seguro recibirá una enorme cifra para tratar de convencerlo de continuar su exitosa carrera en el Norte.
En su primera—y casi seguro, así lo creo—única temporada en Toronto, Leonard hizo lo que no logró DeRozan en más de un lustro: liderar al equipo en el momento cumbre. Su canasta en el último segundo, del séptimo partido, ante los Sixers de Filadelfia quedará como uno de los momentos más espectaculares en la historia de la NBA. Luego, cuando los Bucks de Milwaukee vapulearon a los Raptors en los dos primeros juegos de la final de conferencia y parecían indetenibles, Leonard tomó el mando y guió al equipo a cuatro victorias consecutivas.
Leonard, Lowry, Siakam, VanVleet, Gasol fueron los grandes protagonistas del triunfo de Toronto; pero en el gran show que es la NBA hay que darle crédito al rapero Drake. Desde 2013 es “embajador global de los Raptors” y se ha convertido para la franquicia en lo que fue Spike Lee para los Knicks: el porrista más célebre. Hasta aquí, todo bien. Solo que Drake se tomó muy en serio lo de ser el “sexto jugador” y pasó de las burlas al “helicóptero” de Joel Embiid a lanzar improperios a Giannis Antetokoumpo a…darle un masaje en los hombros, en pleno juego, al coach Nurse.
Los Bucks protestaron y el entrenador Mike Budenholzer tocó un punto clave: ¿por qué el rapero tiene más derechos que otros fanáticos en la NBA? Mientras, el agente de Giannis consideró poco éticas las burlas de Drake hacia su representado, “imagina que un jugador va a un concierto suyo y se dedica a molestarle todo el tiempo, mientras la seguridad se lo permite”. La NBA, por supuesto, ha evitado entrar en una confrontación con una celebridad que ayuda a la visibilidad del juego; pero las intromisiones de Drake en la cancha parecieron auténticas payasadas que, sin dudas, ayudaron al show, pero poco al deporte.
Toronto recibirá a los Warriors de Golden State en la primera final en nueve años sin LeBron James. Bienvenido el cambio. Solo que el resultado promete ser el mismo: ni la inspiración con la que llegarán los Raptors, ni los gritos de Drake, ni las ausencias de Kevin Durant y Cousin impedirán la cuarta corona (tercera consecutiva) de los Warriors.