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Terminator MLB: los robots, ¿controlarán al béisbol?

Grandes Ligas ha decidido utilizar a la Liga Atlántica como un campo de prueba de nuevas reglas que podrían implementarse en el béisbol en un futuro ojalá lejano. La eliminación de las formaciones especiales, la obligación de los lanzadores de enfrentar, al menos, a tres bateadores antes de ser sustituidos, la prohibición de las visitas al montículo, el aumento de la distancia entre el home y el box son algunos de los experimentos que, quizás, puedan recibir alguna aceptación, pero me gustaría pensar que nunca llegará al máximo nivel de la pelota un “árbitro robot” que determinará los strikes y las bolas.

El acuerdo entre MLB y la Liga Atlántica implica que en esta competición comenzará a utilizarse esta temporada el “TrackMan”, un radar que permitiría, supuestamente, mejorar la efectividad en las decisiones de bolas y strikes. Según un análisis de Jeff Passan, el comentarista que más leo desde los tiempos en que tenía una columna en Yahoo Sports!, en 2018 los árbitros de las Mayores acertaron en un 91,1% de los conteos. Una cifra que muestra claramente que ese no es un problema allí. Además, con el uso de las repeticiones televisivas los errores se han reducido enormemente. Entonces, ¿para qué esta idea de recurrir a un robot?

Entiendo que MLB, como otras organizaciones, trata de emplear las más modernas tecnologías para perfeccionar el juego y esto, por supuesto, que es atinado; pero creo que una máquina que sustituya el árbitro rompe una de las esencia de un juego que, ya sabemos, también es un un negocio.

Passan defiende la idea del robot, pero él mismo se encarga de colocar una duda: la zona de strike que aparece en las transmisiones televisivas es siempre la misma, no tiene en cuenta las características físicas del bateador. Aunque la definición de strike y bola sea siempre la misma, no es igual la zona para Aaron Judge, que mide 2,01 metros, que para José Altuve que no llegue a los 170 centímetros de altura. Passan sugiere que hasta que los jugadores no lleven chips en sus uniformes que le permitan al robot “calcular” la zona de strike correcta, la máquina no será del todo efectiva.

Las otras nuevas reglas que se implementarán en la Liga Atlántica parecen menos polémicas. Las formaciones especiales representan un problema para el negocio del béisbol, porque inciden en la disminución de la ofensiva. En la mente de los propietarios y del Comisionado Rob Manfred, menos carreras y jits influyen en la tendencia a la baja de la asistencia de los fanáticos a los estadios. En este caso, la tecnología ha sido “dañina” para el béisbol, porque mediante el uso de técnicas sabermétricas los directores tienen a su disposición una foto muy completa sobre cuáles son las debilidades de cada bateador. Entonces, el hecho de colocar a cuatro jardineros o dejar descubierta la tercera base es un “pecado capital” que MLB debe detener, porque afecta la “esencia del juego”; pero, por otro lado, Manfred y compañía darían la bienvenida a los robots.

La eliminación de las visitas al montículo y acortar los tiempos entre innings (no veo esto posible en Grandes Ligas, porque los derechos televisivos forman parte esencial del modelo de negocio) serían aproximaciones positivas en aras de reducir la duración de los partidos. Pienso lo mismo sobre la exigencia de cada que lanzador deba enfrentar, como mínimo, a tres bateadores antes de abandonar el montículo. Supuestamente esto dejaría sin trabajo a relevistas, sobre todo zurdos, que se han especializado en trabajar únicamente contra zurdos. En la temporada 2018 hubo 1145 apariciones de relevistas que solo trabajaron contra un bateador y 1143 que enfrentaron a dos. La nueva regla que MLB y el Sindicato de Jugadores piensan implementar en 2020 no va contra la especialización, sino que obligará a los lanzadores a ser más completos…y la disminución en las sustituciones indudablemente impactará en la reducción del tiempo de juego.

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