La Federación internacional de ajedrez (FIDE, por sus siglas en francés), bajo el liderazgo del presidente Arkady Dvorkovich, ha lanzado una formidable campaña que busca incluir al juego ciencia como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de París 2024. Esta no es una idea nueva; pero quizás ahora, como nunca antes, existan reales opciones de concretar el sueño de ver a los mejores ajedrecistas competir por el título olímpico en una cita estival.
El ajedrez tiene su “propia Olimpiada” que se realiza cada dos años y reúne a la inmensa mayoría de los jugadores de la súper elite; sin embargo, este certamen, con una historia de casi un siglo (su primera versión no oficial se realizó en la capital francesa), en realidad es un gran campeonato mundial por equipos, que asume el nombre de “Olimpiada” tal vez para llamar más la atención.
En 2000, en los Juegos de Sídney, Viswanathan Anand y Alexey Shirov jugaron un pequeño match amistoso; pero ahora las pretensiones son mucho más grandes.
¿Por qué considero que el ajedrez tiene grandes posibilidades de estar en París 2024?
El primer punto es el alcance global del ajedrez. A día de hoy, la FIDE cuenta con 189 Federaciones asociadas y el total de practicantes de ajedrez supera los 600 millones. Desde 1999 es uno de los 69 deportes reconocidos por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Un segundo punto y que considero clave en la campaña es que la FIDE ha recuperado credibilidad ante el mundo. Recordemos que dos años atrás el COI estuvo cerca de suspender a la FIDE, ya que la organización ni siquiera tenía una cuenta bancaria que funcionara, ante las sanciones que recibió el anterior presidente Kirsan Illuymzhinov. Esto ha cambiado notablemente con la elección de Dvorkovich como titular. El ruso es respetado en el mundo de la política y el deporte. Fue el organizador principal de la Copa Mundial de fútbol Rusia 2018 y en sus primeros 100 días al frente de la FIDE ha adoptado medidas muy interesantes para expandir el alcance del juego ciencia (desde el Torneo de Candidatas hasta la nueva serie Grand Prix).
Además, debemos tener en cuenta el contexto. La FIDE fue fundada en el marco de los Juegos Olímpicos de París, en 1924, por lo que incorporar al juego ciencia como deporte de exhibición en esa cita, un siglo más tarde, tendría un fuerte carácter simbólico. De acuerdo con el presidente del Comité organizador de los Juegos de 2024, Tony Estanguet, para la elección de las modalidades invitadas se tomarán en cuenta dos elementos: que el deporte tenga tradición en Francia y que «hable» a los jóvenes de Francia. En la actualidad, el Gran Maestro Maxime Vachier-Lagrave pertenece a la súper elite y un gran porcentaje de los jugadores afiliados a la Federación francesa son jóvenes.
Entrar en los Juegos de París 2024 no será fácil para el ajedrez. Cada vez más disciplinas buscan incluirse dentro del programa oficial o de exhibición de las citas estivales por lo que esto significa en términos de visibilidad. No pocos hablan de una fuerte candidatura de los deportes electrónicos (esports) que tanto se han expandido universalmente; sin embargo, creo que el ajedrez tiene mayores posibilidades.
Si fuera aceptado (crucemos los dedos y apoyemos la campaña de la FIDE), entonces me parece que en París veríamos las modalidades de ajedrez rápido y blitz. No habría espacio para el ajedrez tradicional, porque en la era de la televisión es impensable que una partida de 5-6 horas pueda atraer la atención de los televidentes. ¿Es justo dejara fuera la modalidad con más tradición? Para nada, pero es la realidad ya que resulta más “transmisible” un duelo que se extienda, en total, por 10 minutos y que tenga un final cargado de emociones, con manos que se mueven velozmente por el tablero para mover las piezas y marcar en el reloj. El “ajedrez espectáculo” sería el que abriría las puertas olímpicas a los mejores Grandes Maestros del mundo.