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La “metamorfosis” de Julian Edelman: de tramposo a MVP del Súper Bowl LIII

La carrera de Julian Edelman parecía terminada en 2017, tras torcerse el ligamento de su rodilla. Una lesión fatal para un receptor abierto de la NFL, de 31 años. Entonces, Edelman decidió que, para “ayudar a su recuperación”, debía tomar sustancias prohibidas. La NFL es una de las ligas más absurdamente permisivas en temas de dopaje, pero descubrió esta trampa y sancionó al jugador…con cuatro partidos. Edelman comenzó la temporada en su casa y terminó como MVP del Súper Bowl LIII, al atrapar 10 pases, sumar 141 yardas y ser factor clave en la victoria de los Patriotas de Nueva Inglaterra sobre los Carneros de Los Ángeles, en un juego que prometía muchos puntos y terminó siendo una aburrida batalla de defensivas. Esta “metamorfosis” del jugador ha sido vendida como la historia de un jugador que supo “levantarse de las adversidades” y logró triunfar. Un poco más y saco el pañuelo para llorar.

Edelman, como hace cada uno de los tramposos que es capturado, pidió disculpas, dijo sentirse confundido, apenado, etc, etc, etc, pero nunca mencionó cuál fue la sustancia prohibida que utilizó. Después de cumplir la risible pena de cuatro partidos, el receptor abierto se incorporó a los Patriotas y capturó, en total, 74 pases, para 850 yardas y logró seis touchdown, en 12 partidos.

Luego, en la postemporada su rendimiento mejoró, porque contra los Chargers de Los Ángeles tuvo 9 recepciones y 151 yardas; mientras que, contra los Jefes de Kansas City añadió otras 7 recepciones y 96 yardas. La guinda del pastel fue su rendimiento en el Súper Bowl. Es cierto que no pudo anotar un TD (solo hubo uno en el partido, por tierra), pero con varias de sus atrapadas logró extender series ofensivas de los Patriotas.

Edelman se convirtió en el segundo receptor abierto de los Patriotas en ser nombrado MVP, tras Deion Branch, quien lo logró en el Súper Bowl XXXIX, ante las Águilas de Filadelfia. Además, entró en el selecto club de siete receptores que han sido MVP del principal juego del año. Su nombre ahora aparece junto al de leyendas de la NFL como Lynn Swann (Pittsburgh, Super Bowl X), Fred Biletnikoff (Oakland, XI), Jerry Rice (San Francisco, XXIII), Branch (New England, XXXIX), Hines Ward (Pittsburgh, XL) y Santonio Holmes (Pittsburgh, XLIII).

Por tanto, Edelman es la versión 2019 del “villano convertido en héroe”; pero, sobre todo, es la más clara demostración de que la NFL marcha muy detrás de otras ligas profesionales en Estados Unidos y del deporte mundial en cuanto a la permisividad del dopaje.

Por ejemplo, Grandes Ligas, que tampoco es que sea un espejo en el que todos deban mirarse en el manejo del dopaje, ante cada caso positivo suspende al jugador por la mitad de la temporada (80 juegos) y desde 2014 les prohíbe también participar en los playoff. Mientras, la Agencia Mundial Antidopaje establece que los atletas olímpicos que utilicen sustancias dopantes reciben una sanción de ¡4 años! (duplicaron el anterior castigo). Ni siquiera con esas medidas han impedido que deportistas de todas las disciplinas sigan acudiendo al engaño para mejorar sus resultados.

¿Qué hace la NFL? Algo muy poco serio: cuatro partidos de sanción para la primera infracción. Muchos han alzado su voz para pedir que este tiempo aumente al menos el doble y que haya, como sucede en la MLB, un veto para intervenir en la postemporada; pero…cualquier intento por ampliar el período de castigo será cordial y rápidamente vetado por la Asociación de Jugadores y, de seguro, también por los propietarios, más preocupados por ganar partidos y aumentar sus ingresos que por la imagen de la NFL como una liga limpia.

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