El Comisionado de la NFL, Roger Goodell, no suele salir bien parado de las conferencias de prensa y en la previa al Súper Bowl LIII, con tantos temas candentes sobre la mesa, por supuesto que no fue la excepción. Hubo muchas preguntas y pocas respuestas convincentes.
Según Goodell, no existe un veto contra el mariscal de campo Colin Kaepernick. ¿En serio? Por supuesto que el ejecutivo nunca va a reconocer que han discriminado al jugador por su decisión, tres años atrás, de arrodillarse durante la ceremonia del Himno nacional, como señal de protesta por la situación social en Estados Unidos. Después de que los 49ers de San Francisco lo sacaran de la nómina, Kaepernick no ha podido encontrar ni un solo equipo que le extienda un contrato. No por falta de talento.
Para Goodell, “si un equipo decide que Colin Kaepernick o cualquier otro jugador le puede ayudar a su equipo a ganar, es lo que hacen [firmarlo]. Si quieren ganar, entonces toman esa decisión de manera individual y según le convenga a cada equipo”. Al leer estas declaraciones uno puede pensar que el Comisionado es un santo con aureola y todo, aunque como los directivos de la liga no son particularmente queridos en Nueva Orleans, después de que cuatro árbitros de California no hayan visto la flagrante interferencia de pase en el partido de Campeonato de la NFC que favoreció a Los Ángeles, pues no creo que a los fanáticos de los Santos les guste ni la más mínima referencia a la “santidad” del Comisionado.