La carrera del tenista serbio Novak Djokovic parecía terminada en 2017. Pocos apostaban por la recuperación de lesiones que lo aquejaban constantemente en el codo y que lo mantuvieron alejados de las canchas por un largo período de tiempo. Recibió infiltraciones, todo tipo de medicamentos y sesiones de fisioterapia; pero no pudo lograr que el dolor desapareciera. Entonces, Nole decidió que era el momento oportuno de pasar por el quirófano para terminar con sus molestias y también optó por cambiar de entrenador personal e incorporó a su equipo a profesionales que conocían bien su cuerpo. El atleta siguió sus consejos y los resultados han sido formidables: de los últimos cuatro Grand Slams ha ganado tres (Wimbledon, US Open y el Abierto de Australia). Mejor, imposible.
Djokovic prescindió de los servicios de Andre Agassi y Radek Stepanek y trajo de vuelta como coach a su coterráneo Marian Vajda, con quien se había distanciado tiempo atrás. Hubo otros movimientos, pero lo que sí mantuvo inalterable fue la presencia de su fisioterapeuta personal, el argentino Ulises Badio. El sudamericano acompaña a Nole, “24 x 24”, asegura. La idea de tener concentrado al equipo en alojamiento para deportistas no es nueva, pero cada vez demuestra ser más efectiva, porque es posible organizar mejor las sesiones de trabajo en gimnasios, piscinas, saunas y acelerar la recuperación física.
Otros atletas, no solo de la súper elite, han seguido terapias de recuperación de lesiones entrenando en diferentes lugares del mundo, que cuentan con profesionales e instalaciones especialmente preparadas para realizar tratamientos. Muchos deciden buscar un entrenador personal en Marbella porque el entorno de esa ciudad española es relajante, ya que la terapia incluye paseos por la playa y entrenamientos en el exterior.
Badio trata de pasar desapercibido, pero sabe que su trabajo ha sido vital en la recuperación de Djokovic. El argentino tiene conocimientos de nutrición china y de medicina, por lo que se ha ganado la confianza del serbio. Él es el encargado de realizar ejercicios de rehabilitación y también tiene la responsabilidad de planificar las comidas del tenista y también le prepara los batidos vitamínicos.
El 2019 comenzó muy bien para Nole, porque ganó de manera inobjetable el Abierto de Australia, el primero de los cuatro Grand Slam de la temporada. El serbio dominó a todos sus rivales y finalizó con una aplastante barrida sobre el español Rafael Nadal, en la discusión del título. A sus 31 años y con 15 coronas ha reabierto un debate que parecía cerrado: ¿quién es el mejor tenista de todos los tiempos? Tanto Djokovic como Nadal han reconocido que ese premio honorífico pertenece al suizo Roger Federer, el máximo ganador de Grand Slam, con 20; pero no es un secreto que los mejores momentos de Federer han quedado atrás y Nole es cuatro años más joven.
Si mantuviera el ritmo de triunfos que tuvo antes de las lesiones o el que ha logrado tras recuperarse de sus dolencias el serbio podría sobrepasar, en un futuro no tan lejano, a Federer, aunque, ¿eso lo convertiría, de hecho, en el más completo de la historia? Creo que ni siquiera en el posible escenario de 21 títulos Djokovic sería colocado por encima de Federer en la hipotética lista de los más grandes de todos los tiempos.