En 2015 los promotores la presentaron como la “pelea del siglo”. En realidad, aquello tuvo poco de combate y sí mucho de farsa, porque Floyd Mayweather dominó sin grandes complicaciones al senador filipino Manny Pacquiao. Ambos ganaron una fortuna por los 12 asaltos en el MGM Grand Garden Arena, gracias al Pago-por-evento, de HBO y Showtime de manera conjunta (más de 400 millones de ingreso, solo por esta vía). Luego supimos que PacMan había sufrido una lesión previa en el hombro que reapareció en el cuarto round del duelo contra Mayweather. En este ambiente enrarecido, un “combate revancha” parecía imposible.
Mayweather anunció, por enésima ocasión, que se retiraba del boxeo y Pacquiao entró en lo que lucía como el declive final en su carrera; sin embargo, ya sabemos que a Money solo hay que hacerle una propuesta que no pueda rechazar (o sea, más de 200 millones de dólares garantizados) para que “salga del retiro”; mientras, Pacquiao ha obtenido varios triunfos, entre ellos el más reciente sobre Adrien Broner, por lo que la revancha ahora puede ser posible.
Antes de que PacMan paseara la distancia ante Broner, en Las Vegas, Mayweather estuvo en el pabellón y saludó al filipino. Al concluir el combate, Pacquiao tomó el micrófono y envió el mensaje que todos esperaban: “Decidle que vuelva, yo estoy dispuesto a pelear”. Mayweather probablemente también esté de acuerdo en subir al ring…si apareciera una cifra lo suficientemente alta para “motivarlo”. El boxeo cada vez parece más un mal negocio para el deporte.