Tras caer el último out del sexto partido de la Serie de Japón, probablemente el latino más feliz en el terreno de Hiroshima haya sido el matancero Yurisbel Gracial. El veterano y versátil jugador llegó a mitad de temporada y terminó convirtiéndose en pieza clave de los Halcones Softbank de Fukuoka, un equipo que ganó su cuarto título en cinco años en la segunda liga de béisbol más fuerte del mundo.
Gracial se ganó la confianza del director Kimiyasu Kudo y es muy probable que, con su actuación en la temporada regular y los playoff, haya garantizado una extensión del contrato de un año que firmó con Fukuoka. En el sexto juego, Gracial disparó su único jonrón de la Serie, pero este fue un batazo muy importante, porque dio ventaja de dos carreras al abridor Rick Van den Hurk. ¿Podrá negociar su “agente” (Cubadeportes) un contrato multianual, de siete dígitos?
En la nómina de los campeones estuvieron otros tres cubanos. Alfredo Despaigne causó sensación en el playoff, sobre todo en Fukuoka, ya que en los partidos celebrados en Hiroshima tuvo poca acción, pues en la Liga Central no existe la figura del bateador designado y, a la defensa, las más de 260 libras de Despaigne le restan movilidad en el jardín izquierdo. El granmense aprovechó muy bien el tiempo de juego y sacó la pelota del estadio en dos partidos consecutivos.
Los lanzadores cubanos de los Halcones no estuvieron bien. Liván Moinelo no se pareció al relevista dominante de 2017 y tuvo una mala campaña que podría costarle un espacio en el equipo para la temporada 2019. Ojalá le den una segunda oportunidad, pero en este negocio los japoneses son implacables. Otro que tampoco cumplió con las expectativas en los playoff fue el zurdo Ariel Miranda. Quedará por ver si regresa a la rotación abridora el venidero año.