El puertorriqueño Alex Cora cumplió 43 años, el mismo día en que el equipo que dirige, Medias Rojas de Boston, superó por cuarta ocasión consecutiva a los Astros de Houston y obtuvo el derecho a disputar, una vez más, la Serie Mundial. Después de la “sequía” de casi nueve décadas sin celebrar un título, el mítico Fenway Park acogerá su cuarto Clásico de Otoño en los últimos 14 años. En el siglo XXI, Boston tiene récord perfecto en la Serie, con dos triunfos sobre los Cardenales de San Luis (2004 y 2013) y otro ante los Rockies de Colorado (2007). ¿Mantendrá el invicto contra los Dodgers de Los Ángeles? (si estos finalmente vencen a los Cerveceros)
En Houston lamentarán por siempre la polémica decisión del árbitro Joe West de decretar out a José Altuve, por la interferencia de un fanático, en un batazo que claramente había superado la cerca y que Mookie Betts nunca hubiera fildeado; pero sería demasiado reduccionista considerar que los Astros perdieron la serie en ese “jonrón que no fue”, al inicio del cuarto partido. Los abridores y relevistas de Houston fallaron, una y otra vez; en no pocas ocasiones faltó el jit impulsor y, para completar la explicación de la debacle, dos de los mejores jugadores de los campeones de 2017, Carlos Correa y Altuve, nunca pudieron recuperarse del todo de las lesiones que sufrieron en la campaña regular.
Cora supo mover bien a sus piezas y contó con héroes inesperados, desde Jackie Bradley Jr., convertido en un slugger, hasta Rafael Devers, protagonista de batazos decisivos. El manager debutante siguió aferrado al cerrador Craig Kimbrel y esto pudo (¡debió!) costarle caro, primero ante los Yankees, cuando los Mulos casi remontan el cuarto partido y, ahora, contra los Astros. Solo un espectacular fildeo de Andrew Benitendi, en el jardín izquierdo, impidió que la serie se igualara a dos juegos.
Fenway Park, el estadio con más mítica en Grandes Ligas, acogerá una nueva Serie Mundial. La Nación de los Medias Rojas, ese núcleo duro de fanáticos con fama universal, espera que Cora culmine su brillante primer año con cuatro victorias más para colocar un nuevo banderín sobre el Monstruo Verde.