“No me regales más nada
Déjame ganármelo yo
No me lo cobres luego a pedradas”
“Gracias por el Fuego”, Buena Fe, del disco Presagios
La noticia ha aparecido en diversos medios de comunicación: 23 integrantes del movimiento deportivo cubano fueron estimulados con la entrega de vehículos Geely. Al leer esto tengo una mezcla de sentimientos, por un lado la alegría de que grandes figuras del deporte, medallistas mundiales y olímpicos, que fueron mis ídolos en la infancia y juventud, finalmente puedan trasladarse sin depender del transporte público; pero, al mismo tiempo, también me da pena con ellos, porque durante su vida en activo ganaron más que suficiente para tener un auto propio, sin depender de nadie.
Dicen que fueron analizados 505 casos entre entrenadores y medallista, de los cuales resultaron elegidos los 23 premiados. Esta “emulación”, reitero, me parece penosa; pero, tal vez, lo más triste sea que es una realidad que podemos perfectamente aplicar a todas las profesiones en Cuba.
Me molesta el enfoque que se le ha dado a esta entrega de autos. Entiendo que Audi mueva sus resortes mediáticos cada vez que ofrece los nuevos regalos a los integrantes del Barcelona y el Real Madrid, porque esto funciona como un acto publicitario de una marca que busca, lógicamente, vender más; pero, ¿qué mensaje le están dado las autoridades a los más jóvenes deportistas en Cuba? ¿Realmente creen que estos Geely (ojalá 0 kilómetros) muestran la prioridad que el país continúa otorgando al deporte? ¿En serio? En lugar de actos llenos de consignas y agradecimientos, preferiría ver más inversión en instalaciones, más implementos deportivos al alcance de todos, mejor atención a los veteranos.
“Gracias por el fuego”, de Buena Fe, suena, una y otra vez, en mi reproductor musical. Yo tampoco quiero que me regalen nada.