Manu Ginóbili tiene 40 años. A su edad, la gran mayoría de los basquetbolistas ya pasaron al retiro; pero el argentino sigue venciendo al tiempo y su aporte ofensivo y defensivo todavía es vital en las aspiraciones de los Spurs de San Antonio de volver a jugar una Final de la NBA. Recientemente el argentino llegó a su partido 1000 en temporada regular, siempre con el uniforme de los Spurs. Como es habitual en él, celebró esta gesta milenaria con tranquilidad, esta vez rodeado de fanáticos argentinos que viajaron para ser testigos de este hecho histórico.
15 años atrás, Ginóbili debutó en la NBA. No pasó por el baloncesto colegial estadounidense, pero por supuesto que no era un desconocido, sino un jugador en ascenso, que había brillado en Italia, con el club Virtus Bolonia, donde fue elegido en dos años consecutivos como el Jugador Más Valioso de esa competición y, además, ganó la Euroliga de 2001. En 2002, Ginóbili fue una de las estrellas del equipo argentino que conquistó la medalla de plata en el Mundial, celebrado en Indianápolis. Meses más tarde comenzó su carrera en la NBA, con los Spurs.
El debut de Ginóbili fue inmejorable, porque en su año de novato los Spurs ganaron el título, al superar en la final a los entonces Nets de Nueva Jersey. En su primera campaña en la NBA, el argentino promedió 7,6 puntos, 2,3 rebotes, 2 asistencias y 1,4 robos por encuentro. Dos años después, Manu ganó el título olímpico, en los Juegos de Atenas, como parte de un formidable equipo, conformado por la llamada “Generación dorada” del baloncesto argentino. De esta forma, Manu se convirtió en el segundo jugador en la historia, junto a Bill Bradley, que ha conquistado un anillo de NBA, la medalla de oro en Juegos Olímpicos y el título en una Euroliga.
Después de la aventura olímpica, Ginóbili siguió brillando en la NBA. En la temporada 2004-05 el argentino formó parte del quinteto regular en 74 partidos y fue elegido para participar en su primer Juego de Estrellas. Ese mismo año marcó su récord personal en la liga, al encestar 48 puntos ante los Suns de Phoenix y, luego, en los playoff, el coach Gregg Popovich confió una y otra vez en el argentino que fue, junto a Tim Duncan, la pieza clave en el nuevo título de los Spurs, al promediar 20,8 puntos por encuentro.
En 2007, los Spurs volvieron a tener una gran campaña y, en la final, barrieron a los Cavaliers de Cleveland de un muy joven LeBron James. Este fue el tercer anillo de Manu que tuvo como compañero de equipo a otro argentino, Fabricio Oberto. En 2008, Ginóbili fue electo como Mejor Sexto Hombre en la liga.
Pasarían siete años más para que Ginóbili volviera a levantar el trofeo de campeón. En 2013 los Spurs estuvieron cerca, pero, de alguna forma, el Heat de Miami remontó aquel inolvidable playoff. En 2014 vino la revancha y los Spurs aplastaron al Heat en la final y esto marcó el divorcio de James con la franquicia floridana. En ese playoff, Ginóbili participó en 23 partidos, todos como suplente y promedió 14,3 puntos.
Los últimos tres años han sido de total dominio de los Warriors de Golden State en el Oeste. Los Spurs perdieron a una de sus figuras icónicas, Tim Duncan, quien decidió retirarse, mientras, la otra parte del “Big Three”, Tony Parker y Ginóbili ha envejecido. No obstante, Popovich sigue contando con el argentino, ya no para anotar los puntos decisivos, sino para que haga valer el peso de su experiencia e introduzca calma en la cancha, en los momentos necesarios.
El hito milenario de Ginóbili llegó acompañado de otros récords. Por ejemplo, es el jugador que, con mil partidos jugados, ha alcanzado un mayor número de victorias (728), por delante de Parker (717), Scottie Pippen (715) y Duncan (707). ¿Será este su último año en la NBA? Probablemente. Su legado está escrito, solo falta saber si los que votan en Estados Unidos reconocen su enorme impacto en el juego y lo llevan al Salón de la Fama.
Publicado en Newsgur