LeBron James y Dwayne Wade son amigos dentro y fuera de la cancha. Seis años atrás, cuando D-Wade era el jugador más importante del Miami Heat, su mediación fue importante para que el Rey James dejara a los Cavaliers de Cleveland y se uniera al equipo del sur de la Florida, donde conformó, junto a Chris Bosch, un imponente trío. El resultado de esa unión fue el esperado: cuatro participaciones consecutivas en las Finales de la NBA, con dos títulos, al superar al Thunder de Oklahoma City y a los Spurs de San Antonio y dos reveses, frente a los Mavericks de Dallas y los Spurs. Luego, James y Wade siguieron caminos separados. El Rey retornó a Cleveland, para darle a la ciudad la corona prometida y Wade cumplió el sueño de jugar en los Bulls de Chicago, su ciudad natal.
Ahora la situación fue diferente: James convenció a D-Wade para reencontrarse en un terreno de juego, esta vez con el uniforme de los Cavaliers. El movimiento parece muy interesante y reafirma a los Cavs como los grandes favoritos del Este. ¿Tendremos una cuarta final consecutiva entre este equipo y los Warriors?
Wade tenía un año más de contrato con los Bulls; pero, evidentemente, no se sentía a gusto en un equipo en reconstrucción. Recordemos que la directiva de esa franquicia decidió traspasar a Jimmy Butler a los Wolves de Minnesota y esto terminó por convencer a Wade, quien, a sus 35 años, tuvo que enfrentar una compleja decisión: seguía con los Bulls, a cambio de los 24 millones de dólares pactados o buscaba una salida que lo colocara en un equipo con pretensiones de campeonato, pero en el que no recibiría la misma remuneración económica que en Chicago. Aquí entró al juego James.
Los Cavaliers quedaron tocados tras su fulminante revés ante los Warriors, en las Finales de 2017. Es cierto que la historia pudo ser un poco más complicada si en el tercer juego no se hubieran desinflado en los instantes conclusivos; pero, en realidad, los Warriors fueron muy superiores en toda la serie. La directiva del equipo entendió que había que introducir cambios para volver a ser competitivos en una NBA donde los favoritos, sobre todo de la Conferencia Oeste, se han reforzado enormemente. Entonces vino la contratación de Derrick Rose y, luego, para evitar conflictos en el vestuario, Kyrie Irving, quien había solicitado su traspaso, terminó en los Celtics de Boston, a cambio de un lesionado Isaiah Thomas y dos jugadores más. La plantilla de los Cavs lucía más completa, aunque faltaba un “ingrediente” más y este lo aporta Wade.
A sus 35 años, D-Wade eligió continuar su carrera en los Cavs, al menos por una campaña. Allí le ofrecieron el contrato mínimo para un veterano (2,3 millones, aunque recordemos que con su salida de los Bulls se llevó 16 millones, así que, en total, ganará casi 19 kilos en la temporada), ya que el equipo está sobrepasado, incluso en el pago del impuesto de lujo. Wade sabe que, probablemente, no será titular en el equipo, pero, de seguro, tendrá muchos más minutos que cualquier jugador de la reserva. El escolta nunca se ha caracterizado por su lanzamiento exterior, aunque eso no será un problema en los Cavs, que cuentan con buenos tiradores de tres puntos. Wade aporta experiencia, es un “hacedor de jugadas”, de los que tanto pidió James, y su versatilidad puede aportar muchísimo en las aspiraciones de un equipo que buscará, sí o sí, al título.
Después de 14 temporadas en la NBA, con 12 participaciones en el Juego de Estrellas y tres coronas, todas con el Heat de Miami, D-Wade vestirá un tercer uniforme. James y solo él lo pudo convencer y ahora ambos esperan que este reencuentro pueda convertirse en un nuevo anillo de campeón.