Los fanáticos de los Lakers de Los Ángeles llevan años sufriendo con el pobre desempeño de su equipo. Partió Kobe Bryant y se anunció la reconstrucción, pero lo cierto fue que ni la llegada de Luke Walton al banquillo, ni la incorporación de jóvenes talentos pudo encaminar a la franquicia más mediática de la NBA, que siguió hundida en el fondo de la tabla de una Conferencia muy fuerte. ¿Podrá cambiar el recién firmado Lonzo Ball la realidad de los Lakers? Si alguien tiene el mal tino de hacerle caso al padre del jugador, LaVar Ball, entonces los Lakers estarán de seguro en los playoff de la temporada 2017-18; pero como ese polémico personaje no es muy serio que digamos, entonces afrontemos la realidad: por supuesto que el talento de un novato no es suficiente para levantar a un equipo que tiene rivales durísimos en el Oeste.
En el Draft 2017 de la NBA, los Lakers escogieron en segundo lugar, por detrás de los 76ers de Filadelfia, y no dudaron en traer al base Lonzo Ball, quien apenas jugó un año en UCLA, pero encantó a todos con su visión de juego y con su proverbial puntería (finalizó para un impresionante 73% en tiros de campo). El tanto de Ball es innegable, pero también es cierto que ha recibido una enorme publicidad (gracias a papá) quien ha regalado perlas mediáticas como este absurdo: (mi hijo) “le ganaría a Michael Jordan uno contra uno”.
La enorme expectativa alrededor de Ball debería reducirse al analizar la historia más reciente. No podemos olvidar que, por ejemplo, LeBron James, quien saltó a la NBA en 2003 sin pasar por la universidad, demoró tres años en jugar su primer partido de postemporada. Tampoco podemos dejar fuera del pronóstico un elemento clave: como sabemos, el baloncesto es un deporte colectivo…y la nómina de los Lakers no asusta. ¿De veras Brook Lopez, quien llega desde los paupérrimos Nets de Brooklyn, es la solución para el juego bajo el tablero? ¿En serio Corey Brewer, el recién firmado Kentavious Caldwell-Pope, el ala pivot Julius Randle y Luol Deng son un “potente cuarteto de ataque”? Por supuesto que no, así que el talento del novato Ball no puede producir magia. Los Lakers seguirán sufriendo, muchísimo, por algún tiempo más. Es lo que demora reconstruir un equipo que tiene que jugar en una Conferencia en la que los rivales han abierto la billetera en grande.
Un rápido vistazo: los Warriors, Spurs, Rockets, Thunder son los claros favoritos del Oeste. Luego viene la segunda parte de la tabla, en la que resaltan los Grizzlies, Jazz y los Clippers (sin Paul), junto a los Nuggets y los TrailBlazers. Pero allí no termina el recuento: los Timberwolves reforzaron muchísimo su plantilla, con el arribo de Jimmy Butler y los Pelicans esperan un mayor rendimiento del dueto DeMarcus Cousins y Anthony Davis. Es decir, estamos hablando de 11 equipos que lucen mejor (en ocasiones, mucho mejor) que los Lakers.
Pero, al menos, hay espacio a la esperanza. Ball pasó el primer examen de pretemporada con buenas notas. Su inserción en la Liga de Verano de Las Vegas comenzó de la peor forma posible, con un pobre partido, en el que jugó 32 minutos y apenas anotó cinco puntos, tras fallar 13 de los 15 tiros que hizo al aro, incluidos 10 de 11 en triples. Las alarmas se encendieron de inmediato; sin embargo, Ball las acalló en su segunda presentación, con un triple doble y, en su tercer encuentro, fue espectacular al lograr 36 puntos y 11 asistencias.
Ball necesita tiempo para adaptarse a la NBA, pero el talento (y es enorme) está allí. Quedará por ver si la presión que siempre existe sobre los Lakers no termina consumiendo el juego de uno de los novatos más prometedores en la liga.
Publicado en Newsgur