El voleibol cubano ha caído en el punto más bajo de su historia. La sentencia de prisión para cinco jugadores, que violaron a una mujer en Finlandia, ha sido una de las peores manchas para el deporte; pero este condenable hecho ha tenido una respuesta, me parece, poco inteligente por parte de las autoridades: en lugar de buscar, finalmente, un acercamiento a las decenas de voleibolistas, formados en Cuba y que juegan en diferentes ligas profesionales (los que todavía no han cambiado de nacionalidad), optaron por la solución más «sencilla», o sea, sacaron al equipo nacional de la próxima edición de la Liga Mundial.
Cualquier parecido con «botar el sofá por la ventana…» no es una mera coincidencia. Cuba había participado de manera ininterrumpida en este certamen anual desde la segunda edición, en 1991. Su mejor resultado fue el título en 1998, con aquel formidable equipo que tenía como líder a Osvaldo Hernández.
En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro vimos a Osmany Juantorena defender la camiseta de Italia; pronto Wilfredo León (ya nacionalizado) llevará la de Polonia y Yoandri Leal la de Brasil…Quizás, cuando alguien quiera ratificar y convocar a todas las estrellas, sea demasiado tarde.
#RIPvolleyballcubano