Tres horas antes de que se hiciera el primer lanzamiento del publicitado partido entre los Rays de Tampa Bay y la selección cubana de béisbol, el Estadio Latinoamericano ya mostraba un lleno total. Los organizadores del partido habían alertado que las entradas serían por invitación y que, por razones de seguridad, todos los asistentes deberían ocupar sus puestos con muchísima antelación. Nunca en la historia del béisbol cubano un presidente de Estados Unidos había presenciado un partido en Cuba y, para ampliar la curiosidad, tampoco desde su llegada a la presidencia, oficialmente en 2008, el General de Ejército Raúl Castro había asistido a un desafío.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Por tanto, los 50 mil asistentes al Gran Coloso del Cerro sabían que valdría la pena la espera. A fin de cuentas, no todos los días uno puede sentirse parte de un acontecimiento único. Tampa Bay quizás sea de las franquicias menos conocidas, no solo en Cuba y, de seguro, los fanáticos cubanos hubieran preferido recibir en La Habana a equipos más mediáticos como los Yankees de Nueva York o los Dodgers de Los Ángeles; pero la lotería realizada por Major League Baseball (MLB) estableció que los Rays eran los ganadores.
En un inicio hubo dudas sobre los jugadores de Tampa Bay que realizarían el viaje, principalmente porque las condiciones del terreno del estadio distaban mucho de las existentes en Grandes Ligas. Esto provocó una enorme movilización—de personas y recursos económicos, todos cubanos, aseguraron las autoridades—para renovar no solo la grama, sino también las cabinas de transmisión de la instalación. Tal vez esa reparación habría tardado varios meses más; pero, ante la premura del partido, apareció el financiamiento y no parece osado asegurar que el “Latino” mostró su mejor rostro en la historia.
El movimiento de los agentes del Servicio Secreto y de la Seguridad Personal alertó sobre la próxima llegada de los presidentes Obama y Raúl. En la mañana, el mandatario estadounidense pronunció un discurso al pueblo cubano, desde el Gran Teatro Alicia Alonso y luego sostuvo una reunión privada en la Embajada con otros cubanos. Parece que el encuentro se extendió más de la cuenta, porque hubo un retraso en su llegada. Obama, ya sin traje ni corbata y con lentes oscuros, fue recibido con un fuerte aplauso. A su lado iba Raúl y, detrás, Michelle, las hijas de la pareja y hasta la suegra entró en la comitiva del último acto del presidente estadounidense en Cuba.
Ambos mandatarios ocuparon el palco de honor, detrás del home plate, pero antes tuvieron oportunidad de intercambiar con parte de la delegación de MLB, especialmente con el futuro miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, Derek Jeter, quien saludó cordialmente a Obama y este lo presentó a Raúl.
Luego, el juego de béisbol ocupó el centro de la atención. Dos formidables lanzadores, Pedro Luis Lazo, el máximo ganador de partidos en Series Nacionales (257) y Luis Tiant Jr., el cubano con más triunfos en Grandes Ligas (229) realizaron el lanzamiento simultáneo de la primera bola.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Los Rays fueron visitadores y colocaron al cubano Dayron Varona—quien salió de Cuba en 2014—como primer hombre en la alineación. Poco pudo hacer el camagüeyano, pero su presencia, sin dudas, tuvo una gran carga simbólica, porque todavía las autoridades cubanas establecen que los atletas que abandonaron ilegalmente el país no pueden regresar hasta ocho años después. En diciembre de 2015 en la comitiva de MLB estuvieron cuatro jugadores en activo (José Dariel Abreu, Yasiel Puig, Alexei Ramírez y Bryan Peña); luego Puig retornó para vacacionar y ahora vino Varona. Son señales que indican un cambio.
En el terreno, los Rays realmente ganaron sin grandes complicaciones, aunque ninguno de los dos presidentes presenció el out final, pues los dos abandonaron el estadio en el tercer inning. El abridor de Tampa Bay, el zurdo Matt Moore, entró en complicaciones en los primeros momentos; pero se las arregló para no permitir carreras y se mantuvo en el montículo hasta el sexto episodio. Mientras, en el lado cubano, el abridor Yosvani Torres entró en apuros en el segundo capítulo, después de dos outs, y un imparable de James Looney, al jardín derecho, impulsó la primera anotación para los Rays.
Foto: Abel Rojas Barallobre
El director de la selección cubana, Víctor Mesa, no quiso exponer demasiado a Torres—los playoffs de la Serie Nacional cubana comienzan próximamente—y trajo como relevista al prometedor Liván Moinelo. El zurdo lanzó tranquilo hasta el cuarto inning cuando, nuevamente con dos outs, concedió una base por bolas y Looney se vistió de verdugo, al desaparecer la pelota por el jardín derecho. Este batazo resultó decisivo, porque colocó el marcador 3-0.
Después, los visitantes añadieron otra anotación en el séptimo y, tras la salida de Moore, los relevistas contuvieron a los bateadores cubanos, hasta el noveno inning. A esa altura ya casi la mitad de los asistentes había partido, de regreso a casa, por lo que se perdieron el único momento emocionante para la selección local. Frente al cerrador dominicano Alex Colomé, el bateador emergente Rudy Reyes desapareció la pelota por el jardín izquierdo. Luego, Juan Carlos Torriente calentó más el ambiente con un doble; pero entonces Colomé se recompuso y sacó los últimos dos outs.
Foto: Abel Rojas Barallobre
Para completar la jornada amistosa, directivos y jugadores de ambos equipos intercambiaron sus camisetas; algunos incluso la firmaron. Tampoco sería osado decir que, tras lo visto esta inolvidable tarde en el Estadio Latinoamericano, la MLB regresó a Cuba…para quedarse.
Publicado en PanamericanWorld
Agradezco este artículo, ya que no supe mucho de lo allí acontecido. El resultado no me sorprendió, pero deseaba saber algunos detalles más. Jeter estaba allí y todavía me pregunto si de alguna forma se le presentó a toda la afición allí reunida. Jeter desplazó a Rizzuto del puesto de mejor SS de los mulos y es un fuerte candidato para que entre dentro de poco en Cooperstown, pero teniendo el antecedente nada agradable de cómo ignoraron a Larkin y Griffey Jr. en sus visitas a los estadios en Cuba, no me extrañaría nada que de Jeter ni se acordaran, a quien vi algo aburrido mirando el juego.
Hola Esteban, lo sucedido con la estancia de Ken Griffey Jr. y Barry Larkin fue realmente bochornoso; pero luego, en el contexto del deshielo, llegò la visita de la MLB, con el regreso de estrellas cubanas en MLB y la presencia en La Habana de Miguelito Cabrera, Nelson Cruz y Clayton Kershaw que pudieron intercambiar con niños en el estadio Latinoamericano y con fanáticos cubanos en el Parque Central. En el caso de Jeter, vino como parte de la delegación de Obama y los fanáticos cubanos lo reconocieron al instante; Obama lo saludó efusivamente y se lo presentó al presidente Raúl. Jeter entrará, probablemente con votación unánime, a Cooperstown, porque tuvo una carrera impecable.