Después de una postemporada muy aburrida, con palizas escandalosas, lesiones y series con poca emoción (creo que solo se salvan los duelos Spurs-Clippers y Rockets-Clippers), llegamos a la final esperada: los dos mejores equipos de cada Conferencia (sorry Atlanta Hawks, 60 victorias, pero barridos) se enfrentarán en un duelo que pondrá sobre la cancha a los dos jugadores más completos de la NBA. LeBron James devolvió a los Cleveland Cavaliers a la discusión del título; mientras Stephen Curry guió a los Golden State Warriors a su primera final en cuatro décadas.
¿Favorito? Por supuesto que todo el mundo señalará a los Warriors, indudablemente el mejor equipo de la NBA a lo largo de toda la temporada. Su nómina es formidable, con Curry y Klay Thompson como el dúo más efectivo desde la larga distancia. Del otro lado, James jugará su quinta final consecutiva. El King LeBron sabe lo que es ganar (dos títulos con el Miami Heat), pero también tiene varias experiencias negativas y el resto de sus compañeros…well, no han estado en una final. Muchos pensamos que, tras la lesión de Kevin Love, los Cavs no podrían con los Hawks; sin embargo, lograron un aplastante 4-0 (solo en el tercer juego hubo emoción). ¿Cuán recuperado está Kyrie Irving? La respuesta a esa pregunta será vital para las aspiraciones de los Cavs.
¿Siete juegos? Podría ser; pero me parece que los Warriors no necesitarán llegar al “último partido de la campaña” para levantar el trofeo de campeón.