La noche en que el dúo Bill Belichick-Tom Brady levantó por cuarta ocasión el Trofeo Vince Lombardi estuvo llena de récords.
Brady mejoró sus propias marcas al alcanzar 247 pases lanzados, 164 pases completos y 1605 yardas de ganancia en los seis Súper Bowl que ha disputado, además de ganar el tercer premio de Jugador Más Valioso, algo que solo lo había logrado Joe Montana.
Brady también estableció dos marcas más, al completar 37 pases en un mismo Súper Bowl, incluidos cuatro touchdowns, con los que llegó a 13, dos más que el récord que tenía Montana.
Los Patriots también lograron nuevas marcas de equipo al tener a cuatro jugadores distintos que consiguieron al menos una recepción que les permitió anotar. El pateador de despeje Ryan Allen fue otro que ingresó al libro de las marcas con una patada de ¡64 yardas!, la más larga en la historia del Súper Bowl.
Además, también se igualaron algunas marcas históricas que parecían difíciles de alcanzar: Brady empató con el liniero defensivo Mike Lodish y el receptor abierto Don Beebe al aparecer en su sexto Súper Bowl y alcanzó a Montana con su tercer premio de MVP.
Mientras que el entrenador principal de los Patriots, Bill Belichick, participó en su sexto Súper Bowl, para empatar así con el legendario Don Shula. El cuarto título de Belichick le permitió igualar la marca de Chuck Noll con los Pittsburgh Steelers.
Los récords continúan: los Patriots igualaron la mayor remontada en la historia del Súper Bowl, al recuperarse de una desventaja de 10 puntos, hazaña lograda anteriormente por los Redkins de Washington, que vencieron a los Broncos de Denver en el Súper Bowl XXII y los Saints de Nueva Orleans que ganaron a los Colts de Indianápolis en la cuadragésima cuarta edición.
También hubo marcas negativas: solo se pateó un gol de campo en el partido, al igual que ocurrió en las ediciones VIII (Minnesota Vikings contra Miami Dolphins), XXIV (San Francisco 49ers ante Denver), XXXIX (Philadelphia Eagles frente a los Patriots) y XLII (Patriots contra New York Giants).
Este fue el decimoquinto Súper Bowl en el que no se dio ningún balón suelto, lo que demostró el gran control de las acciones por parte de ambos equipos.
Hola la verdad que esperaba algún reportaje del juego por parte suya, ahora que por primera vez veo un juego más o menos.
En mi opinión muy poco autorizada el quaterback de los Seahawks se amarilló ahí en la última acción.
Saludos
Saludos Jorge, el Súper Bowl fue emocionante y se seguirá hablando de él por un largo tiempo (la mala decisión de Pete Carroll lo acompañará toda la vida y no creo que exagere). Rusell Wilson estuvo muy mal ante los Packers, y los Seahawks escaparon, todavía no se sabe cómo, de ese juego con la victoria. En el Súper Bowl jugó bien hasta esa última jugada y tuvo la mala suerte de ser interceptado (los Packers le interceptaron cuatro pases quince días antes). La lógica indicaba el acarrero con Marshawn Lynch, desde la yarda 1, pero el coach decidió «sorprender» y ahí está el resultado.