Yasiel Puig juega con una enorme intensidad cada partido de béisbol. Su gesticulación ante un batazo, su arriesgado corrido de bases, su actitud desafiante en el cajón de bateo son elementos que lo han convertido en uno los peloteros más seguidos por los fanáticos y la prensa (el cienfuegueros siempre ofrece motivos para escribir sobre él) y también en uno de los blancos favoritos de los lanzadores, que no dudan ni en un segundo en lanzarle pegado o, peor, golpearlo con fortísimas rectas. Ante la agresión, el cubano y la sangre latina de los Dodgers de Los Ángeles han respondido con palabras subidas de tono, empujones y algunos puñetazos.
Indudablemente Puig es un pelotero polémico y que le falta madurar; pero no es difícil notar que contra el atlético jardinero existe una abierta animadversión por parte de no pocos lanzadores. Poco antes de que concluyera la temporada, Madison Bumgarner le propinó un pelotazo que provocó que los bancos quedaran vacíos. “No nos vemos como amigos”, declaró el zurdo de los Gigantes y, de seguro, el cubano concuerda con esa idea.
Ahora, en su segundo turno al bate de los playoffs, Puig recibió otro pelotazo del abridor de los Cardenales de San Luis, Adam Wainwright. Adrián González, Yadier Molina y Puig tuvieron intercambios fuertes de palabra (ya sabemos cuán rico es nuestro idioma para esto) y los bancos volvieron a quedar sin peloteros. Hubo empujones y gritería (al peor estilo de una pelea en un barrio cubano); pero nadie se atrevió a lanzar un puñetazo y el árbitro optó por no expulsar a nadie.
¿Llegarán más pelotazos contra Puig? Esperemos que no; aunque en el contexto de la rivalidad entre Dodgers y Cardenales, cualquier cosa pudiera suceder…
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